Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien.

En mi nueva política de metamorfosis de mojón flotante a cándida rosa de suaves tonos pastel varias decisiones fueron, están siendo y serán tomadas. Entre ellas… vuelvo a la UPV (Universidad Politécnica de Valencia), mi amada casa de reposo estival, otoñal, invernal y primaveral durante tantos años. Mi reposo.


Cuando calmo paseo por los intrincados pasillos y jardines, las flores crecen más altas, el césped más verde y las nubes no huelen a menstruación. Mancebas y jolgorio estudiantil. El hecho de que mi edad sea más pareja a la de los profesores que a la de los alumnos y la nimiedad que supone trabajar 8 horas al día a 20 Km. de la universidad no es óbice para que no me lo pase de puta maiden o al menos aprenda mucho (suponiendo el hipotético caso de que no sea ya omnisciente, claro).


Témome que no podré realizar actividades universitarias en demasía, dado lo apretado de mi calendario, pero sería un inmenso placer. Ya sabéis, esas cosas que se hacen en la universidad, tiro con arco, taekwondo, club de ajedrez, follar universitarias, etcétera, etcétera, etcétera, follar universitarias. Además dada mi edad no falta de, llamémosle, experiencia, en caso de encontrar alguna jovenzuela, me podría tirar hasta a su madre, una maravilla oiga. Os iré informando de mis aventuras universitarias. Aunque me temo que se me va a ver menos por clase que a un skin head en una biblioteca.


Y ya que estoy con el tema de volver, a lo Almodovar, creo que no lo había comentado aquí, y digo creo, que regreso al hogar materno también, en parte por añoranza y melancolía, en parte porque no sería lo mismo ir a la universidad sin vivir en el techo que casi me vio nacer y que vio pasar todos mis años universitarios (y no fueron pocos), en parte por que mi madre y mi hermana han huido con sus respectivos y está la casa vacía y me voy a ahorrar pedazo seiscientos pavos al mes que se me va a salir la pasta por las orejas, YIIIHAAAAAHA. Pero bueno, la última razón no es casi importante en absoluto. Igual hasta puedo ahorrar y comprarme un piso antes de que acabe el año que viene y así hacer que Mr Zapatero no me joda y me quite la desgrabación. Para los de la LOGSE --> Desgrabación: "Formateo de alto nivel" en los antiguos artefactos conocidos como cassettes.


Viviré con dos hermosos gatos que últimamente parece que me dan alergia, espero que no sea así, si no tendré que empaquetarlos y mandárselos a mi hermana por correo postal, me van a dar por el culo y a llenarlo todo de pelos de gato (si fuesen pelos de perro, la verdad, sería sorprendente), pero me hace ilusión volver a tener animales más grandes que mi mano rondando por casa. Viviré también con centenares de fantásticas cucarachas tamaño San Bernardo que la casa de mi madre, por ser un primero y encima de un restaurante chino, tiene por bien alojar. Sólo espero que Stalin (mi hamster) se lleve bien con los gatos de mi hermana :)


Y hablando de chinos y alojamientos, entra un chino en un hotel y dice:
-Buenas, ¿chinito podel alojal aquí?
-Sí, claro.
-Puaaaaggggg- y le vomita la moqueta.

Saludos alojados,

Tio Yylkoon.

Oh, destino cruel.

No sé porque el destino me castiga, nada he hecho para merecerlo. Como se puede ver en pocos posts abajo, hace poco recordé mi yelmo de dragón negro, después busqué mi armadura. Cierto. La encontré. La encontré oxidada en un ricón de mi alma, allí donde no llegan los clamores de la consciencia, donde la razón ni cuenta ni abarca, donde se pierde la voluntad y la vida no tiene más sentido que unos ojos que te miran. Afortunadamente soñe con el olvido, ese amante infiel que llega cuando no quieres y que cuando lo necesitas no está. Pasó.

Ya mi mente no divagaba, mi corazón no palpitaba y mi aliento había dejado de cortar la melancolía de un pasado que, realmente, nunca existió (o sí). Hoy ha vuelto a aparecer, con sus volutas de niebla, con su melancólica sonrisa, con su parsimonioso caminar. Con su nueva y alegre tristeza, ha vuelto a aparecer. Apagando las estrellas, cegando el sol, acallando el sonido de unas olas que jamás llegarán a romper, ha vuelto a aparecer.

Mi vida, mi grupo, mi existencia, aunque mucho, pero mucho, está cambiando en los últimos tiempos, no es muy pródiga en mujeres, y siempre las miro, más que con los ojos de la lujuria, con los ojos de la añoranza, de cuando acompañaban mis pasos, de cuando iluminaban mis días, de cuando existían. Ver un grupo de jolgoriosas jóvenes, con ganas de fiesta, y sin embargo no poder centrar mi mente más que en una presencia me hastía, me reconcome y me consume, pero sucede y es una sensación que no experimentaba desde hacía mucho tiempo.

Es curioso, me duele y me anima, me motiva, me distrae y me alienta a ser mejor, o al menos diferente. A ser yo. Aquel que no concordaba con nada, aquel que tenía un mundo propio, no mejor ni peor, pero propio. Aquel al que unos amaban y otros temían. Yo. Ese era.

Se lo comentaba a un colega y él decía, "Pero Yyrkoon, si tú no tienes corazón". La respuesta fue fácil, llegada del centro de mi alma, "Claro que lo tengo, lo que pasa es que no lo malgasto contigo, está esperando a que llegue mi destino".

Buenas noches mundo, buenas noches Reina.

Fumador putativo.

Nunca jamás había ofrecido mi exiguo capital a aquellos que se dedican al noble y antiguo arte de traficar con la carne. Jamás mis zapatillas habían pisado el sacro suelo de un local de alterne, obviamente así mentado puesto que hoy fornicas con una, mañana con otra diferente, al siguiente con una tercera, vamos, que alternas mucho. Volviendo al tema. A ese respecto, y sólo a ese, el pasado fin de semana perdí mi virginidad.

Me encontraba en Musseros, un pueb (ya que no llega ni a pueblo) perdido de la mano de Iniesta*, en casa de un viejo amigo. Corrían las once de la noche y no más de dos cubatas por mis venas. Mi tabaco finiquitaba su existencia consumiéndose cual bebé con gripe A. Inaceptable situación, como es más que obvio. Necesitaba renovar mis existencias tabaquiles costase lo que costase. Raudo me dirigí a la próxima gasolinera, prácticamente el único establecimiento abierto a comprar mi "Lucky Strike", y digo "prácticamente".

Un amable señor con cara de BullDog estreñido me atendió muy… efusivamente chillando a voz en grito que él no vendía tabaco, que sólo estaba el local de alterne abierto a esas horas. Menos mal que había un cristal blindado de por medio, si no estoy seguro que me habría matado de un salivazo. No hubiese quedado muy bonita mi foto en los periódicos justo debajo de sendos titulares, "Atractivo joven muere atropellado por esputo gigante de doce ejes."

Ya me lo habían advertido muchas veces varias personas, "No entres en un sitio de esos si no tienes muy, muy claro a lo que vas. Para bien o para mal, si entras sin tenerlo claro acabarás subiendo a las habitaciones". No puedo decir que no dudase al menos un segundo, pero creía tener muy claras mis convicciones así que me lancé al ruedo. Con mi timidez habitual en cierto tipo de situaciones, es decir, mucha, bajé la cabeza y con sobrehumana premura avancé hacia la máquina de tabaco, no iba a ser como la ninfómana esposa del señor Lot, lo sabía, si miraba hacia arriba me convertiría en sal, o quizá en tabaco de mascar o, peor aún, en una berenjena al horno rellena de arroz con bogavante, ¿Quién sabe?

Finalmente, tras ardua lucha conmigo mismo, como siempre, perdí. Levante la cabeza y todo tomó otro color. Cuanta razón tenían mis más experimentados amigos, allí estaba las hermosas "damiselas" y entre ellas había algo que hacía mucho que no veía, algo a lo que no podía resistirme, sopesé mi cartera intentando a ojo calcular cuanto dinero habría ahí. Finalmente, aceptando la evidencia, me rendí a mi destino… Finalmente, compré el Marlboro a tres euros con quince en lugar del Lucky.

Ah sí, casi lo olvido, y perdí mi virginidad como tío que nunca ha entrado a un puticlub, por fin he entrado en uno.

Saludos de vida alegre,
Tío Yyr.


*Nótese que dada mi tendencia al ateismo y al barcelonismo al tiempo, voy a intentar cambiar la palabra Dios por la palabra Iniesta en frases hechas siempre que lo recuerde. La principal razón es, claramente, que ambas comienzan por mayúscula.

Yyrkoon Vacations.

Ummm, siempre me han encantado las vacaciones relajadas, por las mañanas y después de comer, casá, sofá, libros, tele, moverme menos que Stephen Hopkins y pensar menos que Dinio, mi amol. Por la tarde, café con los inadaptados de mis amigos (en realidad son impresentables no inadaptados), y un poco de relax más, subiendo la actividad cerebral hasta el nivel de un hamster que, feliz, gira en su rueda o el de Yola Berrocal, como prefiráis. Por las noches cambiamos el café por cerveza y se sigue la misma tónica conversacional. Puntualmente se puede acudir a algún pub y/o discoteca si uno se ha bebido hasta la botella de Fairy. En concreto con “uno” quiero decir “yo”, los otros sí tienen estómago para ir menos alcoholizados, yo no puedo. Vacaciones perfectas.

Llevaba unos cuantos años en los que mi señora exnovia, “me obligaba” a viajar. No os confundáis, viajar me encanta, es un innominable placer, estar en lugares desconocidos, ver cosas nuevas, en concreto hoteles con otros sofás más cómodos y otras teles más grandes. No, seriamente. Viajar me gusta y bastante, verla feliz viajando me encantaba, y sin viajar también, pero el caso es que viajar me privaba de días para retozar en el sofá conmigo mismo o con ella. Esto era una lástima.

Este mi primer año de soltería comenzó como debía comenzar y como suponía que sería el resto del año, con 3 días de navideñas vacaciones rebozándome en el sofá cual albóndiga de bacalao, luego no hubo más vacaciones hasta el verano, el bacalao ya era salazón. Una semana en Denia, piscina y sol, vaguería sí, pero vaguería activa. Pasó. Fin de semana en Javea, playa, sol y extranjeras a gogo. Semana en Mallorca, más sol, más playa, bombas de ETA a 200 metros, nacional, guardia civil, un espectáculo vamos. Pasó. Tras tanta agua mi liofilización empezaba a desaparecer.

Hasta ahí todas mis vacaciones del año hasta ahora. Tengo billetes para irme una semana a Sheffield en el puente de octubre. Yes, We Can. Veré la pequeña urbe, que si no tengo mal entendido está repetada de estudiantes recién llegados que no hacen más que fiestas hasta noviembre. Si sobra tiempo sobrio, tras ver lo que haya que ver allí, me pasaré por Manchester a destrozar algo.

Después de esto aún me quedará una semanita postrera que gastaré, como su nombre indica, en atiborrarme de postres caseros. Bueno, casi mejor la gastaré en irme a algún delicioso paraje caribeño a pasar el fin de año flotando en una piscina con un Daiquiri con doce uvas. Y si no tengo ya los billetes de eso es por qué aún no han salido a la venta y aunque podría currarmelo un poco y conseguirlos, ya que no descanso en vacaciones y puesto que ya se lo curran por mí…
Saludos trotamundistas,

El tío del fragel que manda postales.

PD: Si alguien quiere apuntarse al Daiquiri estáis “invitados”.