Riete un cacho de Fermin

Bueno, mis senyores/as (disculpad las enyes, ya escribire[tambien los acentos, que tampoco hay] con mi portatil) espectadores, siento no tener tiempo para escribir como Dios manda, pero continuo con mi infructuosa busqueda de piso. No se lo que tardare en encontrarlo, mis fuerzas menguan acorde con mis esperanzas, tengo un par de paginas de posts en el portatil, pero no he tenido tiempo ni de configurar la wireless de la universidad. Como parte buena de todo esto es que debo tener ya las piernas de Roberto Carlos o de nuestro anyorado Miguelon Indurain, pateo mas que Donald. La segunda cosa buena es que mi barriga va bajando, quien decia que la dieta mediterranea adelgazaba, os lo digo, 200 gramos de salami y un paquete de pan bimbo cada 2.5 dias, eso adelgaza, riase usted de la lechuga senyora. Por lo demas poco que contar que no tenga preparado en los post ya, asi que un poco de paciencia y seguid esperando mis nuevas aqui, no cambieis de canal. Al frente precipicio a la espalda lobos.

Portable Post

Hay Dios, y además, vive en Valencia. Tengo portátil, tengo consulta con el dentista, adjudicada por sorteo esta misma tarde, a ver quien es el guapo que consigue cita de un día para otro sin ser yo, pero claro, Dios haberlo haylo, pero como ya se ha dicho vive en Valencia, así que la casa de Edimburgo sigue a expensas de los dioses competentes locales, esperemos que se les pueda rezar en castellano. Por otro lado, dentro de su demarcación territorial, nuestro castizo todopoderoso también ha conseguido deshinchar la cara de mi pesarosa compañera, por tanto, el duro trámite de mi incorporación a la vida escocesa parece ser que se presentará menos severo de lo inicialmente previsto.
Al final, las obras quedan, las gentes se van. Otros que vienen las continuarán... ¡La vida sigue igual!
Hasta a escuchar a Julio Iglesias me ha llevado el sempiterno sentimiento de melancolía que me embarga aún antes de partir. Esperemos que mi obra aquí perdure hasta mi vuelta, no se bien cual es mi obra, pero vamos, si existiese, estaría bien que perdurase. La lista de tareas mengua a velocidad de neuronas de pastillero valenciano (marca registrada). Y bueno, sólo añadir que se os echará mucho de menos gente, a la gentuza también aunque menos de menos. Y aunque es curioso también a gente de aquí a la que jamás veo, pero que se que están ahí, vendría a ser algo parecido a Luis del Olmo todos saben que está, pero ¿alguien le ha visto?, adiós por tanto a toda esa gente, a la gente de Elche, adiós a la loca de Murcia y a la multitarea de Sueca, también adiós a ti, espantapájaros, te añorare, hombre de hojalata, y… bueno y no me acuerdo de quien faltaba.
Los tacones de las tejanas chocan con pavoroso estruendo bajo mis pies por tres veces y se disponen raudos a conducirme a Edimburgo, el tiempo de disgrega en un sin fin de imágenes que no volverán a suceder y que jamás volveré a ver, en concreto por que he perdido la cámara de fotos, y en la mente espirales de colores cambiantes ofuscan una realidad poco clara. Si internet, las bombas en aeropuertos londinenses, y mi propio corazón al borde del infarto me lo permiten, nos veremos en breve, sino os visitare en vuestras pesadillas. A fronte praecipitium, a tergo lupi (plagio a una plagiadora).

Mortadela y Flemón

“En un minuto hay muchos días” apuntaba Shakespeare, claro, ¿no te jode?, como el si que sabe hablar ingles pues no estaría tan cagado como yo, llamadme cobarde. Jovellanos, igualmente meditabundo sobre el tema añadía “Sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo” este, siendo igual de bastardo que el otro, al menos, algo de razón tiene, y es que soy lo peor que existe desde que retiraron el NODO y Aznar dejó la Moncloa.
Tiempo estimado para la partida 4 días, la lista de tareas pendientes no cabría ni dentro de el ego de Carod Rovira. Exceptuando el tema de lo que en breve será mi dentadura postiza (es coña ¿eh?, que ya algún crédulo me ha preguntado) gozo de una salud de hierro según los médicos, de los que difieren los estertores matutinos y los 40 cigarrillos al día que opinan otra cosa también. No se a que darle más credibilidad, en principio los médicos son profesionales, pero claro, también lo es Zaplana y mira como nos va a todos. En cualquier caso, para quedarme tranquilo he decidido creer a los médicos, así, aunque viva poco al menos lo viviré feliz.
El tema del portátil, ya está casi solucionado, y digo casi por que estoy tan desesperado que creo que podrían venderme una tostadora con un LCD y me la quedaría si me regalan la primera tarrina de mermelada. Vamos que a estas alturas ya lo único que me quita el sueño, conjuntamente con la cocacola, el café y el tanga de Aramis es el tema del piso, y para más inri, es posible que me toque irme sólo, ya que a mi compañera de viaje le ha crecido un tremendo alien en la cara, o en lo que antes debía ser su cara. El médico, le ha dicho que es un flemón, y le ha puesto no se que para drenarlo. Puedo imaginarla perfectamente con media cara de la que siempre tuvo y una gran pelota de básquet donde debería estar la otra mitad, y adosada a esta un gran grifo de AMSTEL, al menos parece que le está dando resultado y poco a poco va remitiendo, y también es normal, porque aunque técnicamente el verano ha concluido, ¿a quien no le apetecen aún unas buenas cañitas?
Fuere como fuese no está claro que pueda subir al avión, cosa que no entiendo muy bien, no se si es por riesgo de atentado en explosión bucal o por que no ha sacado billete para su nuevo amigo o que, pero si no estaba ya bastante cagado, ahora estoy tan flan que la familia Ruiz Mateos podría rehacer su imperio. Conclusión: hay que cuidarse la boca, o como apuntillaría mi iaio, extrayendo la cita de sus “consejos fundamentales para evitar muchos males”, con dentífrico y cepillo sacad a los dientes brillo. Hasta más ver.

Yo y el Cuñao

Amen de las tareas incompletas y ya narradas, y una vez solucionado el tema de la maleta (empecemos por lo fácil), he caído, para pesar mío, en la cuenta de que hace mucho que no acudo a ver a mi gran amado amigo el dentista anónimo. Y teniendo en cuenta el fatídico hecho de que la última vez que lo vi, al cantar a su asistente mi ficha dental, aquello más que un dentista parecía un bingo (caries a la 12, caries a la 19, palabra ininteligible a la 34, 4 derecha a ras. LINEAAA. Han cantado línea, seguimos para bingo. Endodoncia en el límite de 34 por raíz de x medios cuando x tiende a pi), a la luz de los citados acontecimientos he decidido acudir a la consulta para evitar cualquier desaconsejable semejanza con el tristemente famoso Cuñao.
Mis errantes y quejumbrosos pasos, así pues, serán dirigidos en mis menguantes días hacia el último matasanos dental que me fue recomendado antaño. Y no se trata de otra cosa más que una cadena de dentistas americanos que, como resultará obvio en breves instantes poseen precios sin parangón. Susodichos elementos, al más puro estilo americano tratan a su compungido paciente como sus congéneres del Mc Donals lo harían con una hamburguesa. Cada uno de ellos tiene su especialidad, uno pone empastes, otro arregla roturas, otro hace puentes, otro construye autovías y el más ducho de todos freirá el bacon. Así consiguen algo maravilloso que llena de optimismo a cualquier paciente, y esto es, como el primero se equivoque haciendo la marca en tu mapa dental, al mandarte al de los puentes, que si, que de puentes sabrá mucho, pero le da igual que tengas un poco de sarro y nada más, el te monta ahí un Golden Gate y te manda al siguiente. Así que después de todo, pese a que supongo que iré a que, en el ínfimo tiempo que me queda, me escupan un par de parches a mi cartón del bingo, tendré que meditarlo bien y quizá vaya a comprarme una hamburguesa que tendrá el mismo efecto, pero que coño, al menos es más barata e indigesta. Quien no se consuela es porque no quiere.

Inaguración Eroticofestiva


Señoras y señores, niños y ¡¡NIÑAS!!, esto es lo que va a pretender ser un cuarderno de bitácora, nuca mejor dicho, por la cantidad de agua que me voy a comer, de mis aventuras y desventuras por tierras escocesas.
A una semana y media de mi inminente partida, entre sudores frios, me recuerdo a mí mismo que aún no tengo ni portátil, ni dinero para comprarlo. También está eso de que no tengo maleta, y para concluir el misero e insignificante detalle de que aún no he encontrado casa. Que dura es la vida del Erasmus vago, hay que joderse. Y vago aquí, porque allí va a haber que ponerse pilas alcalinas, sino para estudiar, que también, al menos para el frío que va a pelar hasta los platanos verdes. Me queda el consuelo de que para cocinar, al menos, si quiero huevos pasados por agua sólo tendré que sacarlos a la ventana o, en el caso actual, sacar la mano de debajo del puente donde estaré durmiendo.
En fin, que sea lo que Dios, Franco y Don Santiago Bernabeu quieran. Parto presto a consumar una de las multiples despedidas que me aguardan en los postreros instantes de vida hispana. Estaremos en contacto, hasta la bestia.