Yyrkoon se fue, Yyrkoon no está

Abandono el lar que largo tiempo fue mi cobijo y de nuevo me embarco en una aventura de final incierto. Parto hacia un cuchitril de pintura rancia, cuyo baño y cocina hacen joven a Concha Velázquez, con inciertos compañeros de piso, supuestamente limpios y ordenados permanecen a su pesar viviendo entre la entrópica mierda que no quiere limpiarse sola, hay que ver, que poco solidaria.

No me gusta hacer juicios precipitados, pero tiendo a hacerlos con asiduidad, así que corregiré mis costumbres y no diré que una persona que se alimentan a base de helado con galletas caliente y machacado, y que duermen con el colchón tirado en el suelo y cruzado delante de su puerta, por que no queda un resquicio de aire en el resto de la habitación, no puede ser limpio y ordenado. Y es que ya me lo ha explicado, el problema es que las anteriores inquilinas eran unas guarras y lo ensuciaban todo, lo cual no dudo ya que tanta mierda llevaría años acumularla una sola persona, pero témome que los aún moradores de esa caverna infernal, han contribuido en mayor o mayorísima medida al traslado del vertedero de Valencia, en todo caso no voy a hacer juicios aún.

Que decir del otro elemento en cuestión, se trata de uno de esos informáticos locos, su edad rondará los 35 y ha ganado el dudoso honor de superar incluso a mi hermana en el caos de su cubil. No recuerdo donde trabajaba, pero desde luego en todo caso no me resultó extremadamente alentador, y su edad en conjunción yuxtapuesta con el estado de su emmmm... casa, no invita al ordenado y pulcro optimismo. Su estado y el de su ropa, por el contrario si parecen armonizar con el resto de la residencia.

No finalizar sin romper una lanza en su favor y decir que pese a las indecorosas manchas de sus almas, ropajes y madrigueras parecen ambos bastante majos y si no los cuelgo del mástil de cualquier bandera por no limpiar es probable, o al menos posible, que acabemos llevándonos bien.

Más nuevas y viejas cuando... algún día.