Sadness Queen.

Hace mucho tiempo, en un pasado muy remoto, habitaba entre las sombras la reina de la tristeza. Ella tornaba todo gris a su paso y la luz huía despavorida hacia otros rincones menos austeros.

La reina, pese a lo que podría parecer, no era un ser abyecto, tampoco era lo contrario. Simplemente, estaba triste. No sabía el porqué, pero así era y contagiaba a todo aquello que se acercaba demasiado. Siempre la seguía un tenue halo de oscuridad y volutas de niebla.

Su piel era pálida, tersa y muy suave, sus dedos alargados y finos, acabados en unas uñas transparentes y redondeadas. De corto talle, media altura y lengua afilada. Sus ojos abisales brillaban tras la sombra rojiza de su cabello y sus pensamientos. Este era el único golpe de color que junto con el de sus estrechos labios se despedía de su figura, eso sí, tenían luz propia.

A su lado solía habitar por aquellos tiempos un paladín oscuro, enfundado en negra armadura, espada de doble filo, yelmo de dragón e igual de afilada lengua. No se podía decir que él no la amase, tampoco lo contrario. Ella era un imán, lo atraía hacia si. La inmutable faz del paladín se perdía cuando la miraba, el pelo de sus brazos se erizaba y su gélido corazón se paraba por un instante.

Al menos durante el tiempo que les conocí, el paladín sin nombre fue el único capaz de dibujar media sonrisa en aquella apagada existencia. Ella, la única capaz de hacerle enfundar la hiriente espada de doble filo.

Una noche sin estrellas decidieron que donde uno debía andar a la derecha, el otro iría a la izquierda. Con un tacto triste, los labios carmesíes besaron los de él durante una inmóvil eternidad que no se antojó más que un suspiro. Él, finalmente, prometió que en el instante postrero de su existencia, su espíritu iría a visitarla como primera tarea extracorpórea. Ha olvidado muchas otras promesas que le realizó, ella también ha olvidado las suyas, pero esta promesa ulterior todavía no ha sido olvidada y, probablemente, no lo sea jamás.

Hará unos cuatro días, andaba yo tan tranquilo divagando por mi vida cuando una mirada me atravesó. Me atravesó como una afilada daga atravesaría una fina mantequilla, lo note incluso estando de lado, sin verla tan siquiera. Me quedé petrificado, mirando al frente, sin moverme. Sabía perfectamente de donde venía la fuente de mi parálisis, lo que desconocía era quien la generaba. Al rato de evitar mirar en aquella dirección, cuando el viento me susurró un nombre familiar, me decidí, aún temeroso, a girarme. Allí estaba ella.

No era tan oscura como antes, ni era tan triste, había incluso perdido algunas de sus volutas de niebla, por lo demás, seguía emanando aquel extraño magnetismo que yo recordaba, algo que te atrae y te paraliza a la vez, algo que no sé explicar. Sí, es hermosa, no lo negaré, pero como lo son otras tantas y menos hermosa que muchas otras que, pese a todo, jamás podrían ni siquiera llegar a imaginar esa fuerza que ella posee. "¿Dónde andará aquel paladín?" me pregunté mientras seguía prendido de su mirada, absorto, sin poder apartarme.

Nunca he creído en las energías místicas, ni en apagar estrellas con un parpadeo, jamás creí que algo diferente del miedo o la sorpresa pudiera paralizar un cuerpo, al menos, no el mío. Ella siempre, cada vez que la veo, hace que me replantee mis creencias. Quizá no siempre recuerde las cosas, quizá pueda olvidar las caras, pero absolutamente siempre recordaré todos y cada uno de los lugares donde he notado esa esencia y recordando, recordando, recuerdo que alguna vez, en mi cabeza, se alojó un yermo yelmo de dragón negro.

ExTrEmE SpOrTs

La semana pasada estuve de vacaciones en Denia con un par de colegas, mi estado actual es deplorable, estoy sordo de un oído y medio sordo del otro, tengo cayos en las manos, me he quemado, tengo los tobillos despellejados y he engordado 2 kilos en una semana, las vacaciones son ciertamente nefastas para la salud. Da pena verme, tengo menos glamour que un bocata de chóped en pan integral.

La próxima vez, las vacaciones, me las tomaré más tranquilamente, los deportes extremos hacen mucho daño y uno ya va teniendo una edad para cuidarse. Y es que en la piscina, por segunda vez en mi vida se me metió agua en los oídos, pese a que no nadé demasiado y pese a que yo pensaba que los cubatas de ron interactuarían con el cloro y lo impedirían, no fue así. Dicha agua además, me privó de la maravilla de oír los oyuquens del street fighter 4 de la play 3 a la que me pasé jugando un 33% del tiempo y que me produjo sendos cayos en los dedos, pero creo que esto fue en conjunción con el campeonato de futbolín del fin de semana anterior.

A conocimiento del público hago saber que, por ciertas cicatrices recientes en mi cara, debo untarme crema solar factor 50 en ellas para que no queden marcas. Normalmente me la froto… la crema, no hagáis chistes fáciles y zafios, por favor; hasta que desaparece todo rastro de ella en mis sutiles dedos. Dado que en el chalet no llevaba camiseta, me limpiaba los dedos de crema trazando una diagonal por mi ultra-sexy pecho descubierto. Me quemé. Ahora soy como una camiseta del Rayo Vallecano, pero al revés, todo rojo con una diagonal blanca en mitad del pecho.

Amén de todo esto, decidí que tanto deporte no era óbice para que no me cuidara un poco más, así que decidí poner en práctica la dieta mediterránea. Como yo de dietas no sé mucho me acerqué al mediterráneo (escasos 100 metros de "mi" chalet) para comprobar cual era dicha dieta, tras un elaborado estudio del guiri común y del guiri agambado, muy abundantes ambos en esa zona, concluí que sin duda la dieta debía basarse fundamentalmente en cerveza con pan y fiambre, así que decidimos alimentarnos con eso todo el día, desde el desayuno hasta el resopón. No puedo negar que, pese a que hicimos durísimos esfuerzos por no saltarnos la dieta, lo de los regimenes es ardua tarea y no pudimos por menos que pasarnos a comer un buen arroz negro en "Venta de Posa", un fantástico restaurante de la Marina Alta y regarlo con un simpático y gracioso vino blanco de marca idem… de marca "Marina Alta" no de marca blanca.

Finalmente y como colofón se fueron mis amigos del chalé y llegó mi padre. Un poco de paseo en la barca, que en la proa, donde voy yo siempre, pega unas hostias de impresión cuando coge olas y nada, eso, tobillos sin piel.

Los deportes de riesgo son así, arriesgados. Que sepáis que si queréis ir a la piscina, salir al sol, jugar a la consola, hacer dieta mediterránea, jugar al futbolín o montar en barca, debéis hacerlo con las debidas protecciones y siempre con especialistas bien experimentados en el tema, sino ya sabéis como podéis acabar. Sin duda, la mejor alternativa es no moverse del sofá.

Por lo menos, como siempre, les gané una pasta al poker.

Arriesgados saludos,

Tío Yyr.

Para variar

Bueno, sabréis que no soy de hacer posts con fotos o videos o cosas de esas. Mucho menos soy de hacer posts SOBRE fotos o videos o cosas de esas.

En la variedad está el gusto, suelen decir por la calle. Nunca compartí esta opinión, pero hay que ser flexible como el bambú y ceñirse a las reclamaciones sociales, especialmente si dichas reclamaciones me las hago yo a mí mismo, que soy altamente social.

Así pues paso ha pegar una serie de fotos que, la verdad, me hicieron bastante gracia. Se trata de dos iglesias, una católica y otra presbiteriana situadas cada una a un lado de la misma calle. Para los que andéis flojillos con el inglés y/o viváis en Puerto de Sagunto (j0ajoajoa) voy a traducíroslas.

1.-Iglesia católica: "Todos los perros van al cielo".


2.-Iglesia Prebiteriana: "Sólo los humanos van al cielo, leed la biblia"


3.-Iglesia Católica: "Dios ama todas sus creaciones, perros incluidos"

4.-Iglesia Presbiteriana: "Los perros no tienen alma, esto no está abierto a debate"

5.-Iglesia Católica: "Los perros católicos van al cielo, los perros presbiterianos pueden consultar con su pastor"

6.-Iglesia Presbiteriana: "Convertirse al catolicismo no concede mágicamente un alma a tu perro"

7.-Iglesia Católica: "Alma de perro gratis con sus conversiones (al catolicismo)"

8.-Iglesia Presbiteriana: "Los perros son animales, tampoco hay ninguna piedra en el cielo"

9.-Iglesia Católica: "Todas las piedras van al cielo"


Eso era todo, pero bueno, ya que me he puesto al tema añado otras fotos, curiosas cuando menos.


xx.-Iglesia de ni lo sé ni me importa (aunque lo ponga en el cartel): "Dios no cree en los ateos, por lo tanto, los ateos no existen"

YY.-La misma iglesia de arriba: "Hay preguntas que no pueden ser respondidas por Google" (difiero altamente)

ZZ.-Iglesia del barrio vago: "Quedarse en la cama gritando 'Oh Dios', no es ir a la iglesia"

Bueno, esto fue todo, la próxima vez prometo más letras.
Eclesiásticos saludos,
Padre Yyr.