Navidad, navidad, apestosa navidad.


Bueno, se va acercando la navidad, se acerca lenta e inexorable avanzando un pasito cada vez que suenan las 12 campanadas, embozada en el manto de la noche. Es como Ramón García pero con gracia. Viene con el frío; portando promesas de felicidad y presentes envueltos en papeles de colores, pero al final sólo trae gastos, buenas intenciones que siempre son incumplidas y malos augurios para el año siguiente, bien pensado, quitando lo de las buenas intenciones casi se parece más al gobierno actual (o al anterior) que ha Ramón García.

Todas las jolgoriosas familias adquieren sus arbolitos de navidad y los acicalan cual a choni poligonera. Entre las bolitas con purpurina, las tiras de colores, los cables de las lucecitas y que el árbol es artificial más que un homenaje a Cristo parece un homenaje a Repsol, hay más plástico ahí que en las tetas de la Carbonero.

En estas fechas tan señaladas es siempre un placer sumarse a la turba descerebrada. Ir de compras rodeados de esa siempre fantástica música que son los villancicos. De verdad me pregunto, ¿le gustan los villancicos a alguien en algún sitio del mundo? Creo que es la peor música que se ha hecho en la historia hasta que le dejaron un micrófono a Justin Bieber y al menos a él, como debe tener un coeficiente intelectual de una piña con meningitis, tampoco se le puede echar la culpa. Lo de sus fans ya es otro… cantar. En fin, que me pierdo. Compras. Todo es más caro, todo es más lento y más vale que al niño no le haya dado por pedir el juguete de moda porque en ese caso más te vale saber algo de artes marciales para dejar fuera de combate a las abuelas psicóticas que amenazantes avanzan paraguas en mano como quien esgrime una estaca dispuesto a empalar a Drácula. Y luego de todo eso… a pagar. Ríete tú de Nacho Vidal, eso sí que es una buena cola. Pero claro, como todos, hemos cobrado la paga de navidad… bueno, todos… al menos los cuatro que tenemos trabajo, pues habrá que gastársela, no vaya a ser que ahorremos algo y se nos ocurra comprarnos un piso, que luego nos lo embargan y es peor el remedio que la enfermedad.

Una vez hemos dilapidado todo el sueldo del mes en adornos de choni para un motón de plásticos verdosos, y cientos de regalos que probablemente en menos de un mes estarán en el contenedor o amontonados en una habitación trabando amistad con cucarachas, ratones, banqueros y otros seres de dudosa reputación, sólo nos queda consolarnos en que ya estamos a día 15 de diciembre y aún nos queda la extra. Como vamos muy sobrados de dinero vamos a comer bien, unos bogavantes, un poco de caviar, un bocata de billetes, lo que sea, pero que sea caro, que no nos tachen de pobres, ¡hombre ya!

Bueno, la parafernalia es un coñazo, no nos engañemos, pero al menos nos queda el consuelo de que podremos ver a la familia. Estar todos reunidos es una gran felicidad… es una gran felicidad hasta que entra la suegra o ese cuñado inaguantable que siempre lleva la corbata atada a la cabeza en plan Rambo y dispara proyectiles de saliva mientras en precario equilibrio emula a un mandril patizambo encima de una silla al ritmo de “beben y beben”. Coño, que alguien ponga una de Justin Bieber. Cierto es que hay veces que es divertido y están bien este tipo de eventos gastronómico psicótico familiar, pero hostia, se puede hacer lo mismo un sábado cualquiera a mitad de marzo y comiendo bocadillos, te lo pasas igual de bien y sale a mitad de precio. La “felicidad” de esos días es más artificial que el árbol, al cual, por cierto, ya le faltan un par de figuras de esas de cera que algún invitado borracho estará mascando con desagrado creyendo que son de gominola.

Y para rematar la fiesta entra el abuelo disfrazado de Papá Noël, los mayores aplauden hipócritamente mientras guardan el secreto deseo de que se vaya de una puta vez para poder empezar con los cubatas, los adolescentes se ríen del abuelo  y empiezan con los cubatas (los que no están “tomando el aire” con unos cigarrillos aliñados) y los niños lloran aterrados. Inmejorable. Sin embargo, al año siguiente repetirán.

De estas fiestas, por tanto, sólo disfrutan los niños que se forran a estrenas y a regalos y que sólo lo han pasado mal cuando ha entrado el abuelo vestido de Papá Noël, pero podría ser peor, si hubiese entrado en pelotas todos se habrían aterrado. Vamos, que nos sacan la pasta como si estuviésemos en un italiano, que la felicidad forzada se podría tachar de hipocresía y que, como tantas otras fiestas, nos la ha metido por el culo un mamón italiano con un coche muy raro y un país para él solito, con la excusa del nacimiento de un payaso con barba que, para más inri, nació en verano.

Se acerca el invierno.

Un año más, como diría Sheldon Cooper, feliz Saturnalia a todos,

Tío Yyr.

Una de verdades plagiadas.

Hola, estimados amigos de los niños. Me voy a permitir el lujo de copiar un post que he leido por ahí, pero que me ha gustado mucho. Cierto es que puede considerarse partidista y tendencioso dada la fuente de procedencia, pero cuando tu rival hace algo, puede que intentes hacer ver que ese algo no está bien por que es de tu conveniencia o que ciertamente no esté bien y dado que es tu rival quieras hacer saber sus iniquidades al gran público. Creo que nos encontramos ante el segundo caso. Procedo a pegar el texto, cuya versión original podréis encontrar en la web de Ana Noguera.



Hemos hablado muchas veces de las consecuencias no económicas que está produciendo la crisis: desánimo y decepción, eliminación de derechos laborales y sociales, demagogia y falta de competencia política, indignación ciudadana, aumento de la pobreza y pérdida de la clase media, …. Pero, hay otros dos efectos políticamente intencionados que está utilizando, de forma soterrada, el PP: – extremar las medidas de ajuste y recortes bajo un sesgo claramente ideológico, – y, difuminar las responsabilidades de gestión y gobierno de cada una de las Comunidades Autónomas.


En primer lugar, muchos de los recortes que se están tomando, mandados o no desde Alemania, van más allá del sentido común y de la recomendación de muchos economistas prestigiosos. Pero, además, hay algunas vueltas de tuerca que se ven claramente incomprensibles en relación a la economía, y sólo se entienden bajo el ideario muy conservador del PP, como puede ser el tema del aborto.

Paradójicamente, estos recortes los aplican aquellos Gobiernos del PP que, habiendo generado un despilfarro indecente y una deuda extraordinaria, se atreven a aplicar recetas de austeridad en nombre de la crisis. Esto se hace sin asumir la responsabilidad de gestión de cada uno. La crisis empaña las responsabilidades políticas y nos aúna en una misma forma de hacer y de gobernar, algo tan injusto como todo lo que estamos viviendo en este loco huracán económico. Es el caso de Comunidades como Madrid o Valencia.

La Comunidad Valenciana ocupó portadas y portadas de televisión por los escandalosos casos de corrupción: Gürtel, Emarsa, las basuras, el plan urbanístico de Alicante, los casos de cooperación de Rafael Blasco, la visita del Papa y Canal 9, el caso Urdangarín … ya he comentado otras veces, pero no deja de ser indignante e indecente, que el tercer grupo del parlamento lo componen los imputados del PP, con el escandaloso número de una docena de diputados imputados. Por eso, hay recortes achacables a la crisis y otros que son directamente imputables a la malísima e indecente gestión.

Si ocupamos los telediarios con la corrupción, ahora ocupamos las portadas con la falta de pago: las farmacias de la Comunidad Valenciana han estado meses y meses en huelga sin cobrar y sin poder suministrar medicamentos; Catarroja acumula basuras en sus calles porque a los trabajadores se les paga el insólito salario de 500 euros al mes; se hacen marchas de padres, madres y niños/as para asistir al colegio porque ya no tienen beca de transporte y, por tanto, de comedor; se ha creado una unitaria plataforma de cultura que abarca todos los sectores porque ya no pueden resistir más; se cierra el prestigioso centro Príncipe Felipe de Investigación porque la Generalitat no tiene dinero para seguir con los estudios sobre la diabetes o el cáncer, a los funcionarios se les recorta lo que marca el Estado y un plus; se despide a interinos y se cierran centros públicos eliminando personal a borbotones; se eliminan líneas de transporte público porque ya no son rentables; y pagamos los impuestos más altos de España en IBI o Inspección Técnica de Vehículos.

¿Todo ha sido producto de la crisis? ¿Y qué hacemos con la Ciudad de la Luz, el Palau de les Arts, los puentes de Calatrava inservibles, el Ágora, la Fórmula 1, las visitas del Papa, la inmensa reforma de la Feria de Muestras que está vacía, o la oxidada estatua que adula a Carlos Fabra en un vergonzoso aeropuerto? Los mismos que hicieron estas fantochadas son los que hoy aplican recortes. Y, ¿cómo lo hacen?

Un ejemplo de lo que ocurre en educación son las protestas que toda España ve de colas de padres y madres, acompañando a sus hijos al colegio, para solicitar la beca de transporte escolar. Hay becas, sí que hay, pero son más difíciles de conseguir que el premio de Nescafé de un sueldo para toda la vida.

En primer lugar, no se ha modificado el criterio de lejanía al centro escolar. Es, como siempre, de 3 km; sólo que ahora es a “vista de pájaro”, así lo pone en el reglamento; es decir, en línea recta, da igual que haya autopistas, que vías de tren, que carretera con curvas, que domicilios particulares que haya que atravesar. ¡Hay que ir en línea recta!.

Después vienen las otras condiciones, hay que tener el centro fuera del municipio donde se reside (cuando es prácticamente imposible que te concedan plaza fuera del municipio: los casos son un porcentaje pequeño). Cumplidos estos requisitos, viene el tercer condicionante: hay que ser hijo de víctima de terrorismo, o hijo de violencia de género, o huérfano “absoluto” (lo de “absoluto” lo pone el reglamento).

A quien cumpla las condiciones se le aplicará el baremo económico, porque, lógicamente, como dice el PP, “a ver quién se aprovecha de las becas de los más necesitados”.

Ahora, los españoles podrán entender las largas colas de niños en los municipios valencianos reclamando lo que ha sido un derecho adquirido que forma parte de la universalidad y garantía de una educación pública de calidad.

Hacia dónde vamos y qué país estamos construyendo no es sólo un problema de la crisis, sino también un ajuste ideológico de un partido, el PP, que si se lo permitimos, acabará también con toda representación social, sindical y política, “en aras de la libertad” de quienes mandan.


Espero que os haya gustado.

La esperanza, lamentablemente, es lo último que se pierde.

Publicaré en breve un post que tenía ya prácticamente terminado y que se titulaba “Si Franco levantase la cabeza…”, pero los recientes acontecimientos me han dejado anonafacto y estupedado, tengo que decir algo. Esperanza Aguirre, la amiga de los niños, decide dejar la primera línea de la política española y retirarse. El único momento en que esta “señora” debió haber estado en primera línea fue un 3 de Mayo. Se retira sí, y yo espero que se retire a un nicho a cuatro metros bajo tierra, pero si ni el helicóptero, ni los talibanes en el hotel ese, ni el cáncer lo consiguieron no sé yo que va a poder con este demonio surgido del más profundo de los avernos.


Parece que fue ayer cuando el amigo Santiago Segura se reía de ella. Que poco podía suponer el pobre hombre a quien tenía delante. Más tarde Espe se quitó la careta y dejó ver el monstruo que había debajo, malvado como Moriarti y feo como Rajoy. Esto era incluso peor de lo que se había supuesto. El Grinch no se atreve a ir a su casa por navidad, y su pequeño muñequito de Chucky (el muñeco diabólico) huyó despavorido y tuvo que ser sustituido por una versión a escala de Jiménez los Santos… a escala ampliada, claro.


Aguirre, entre declaración polémica neoliberal y declaración polémica nacional “socialista” nos ha dejado las mejores perlas de nuestra historia democrática que podéis consultar en wikiquote. Todo sería alegría y desparpajo al ver a esta mujer desaparecer, a ella y a su conejo, en una chistera, debe ser de las cosas más bonitas que he soñado durante años. A mi pesar no hay alegría ni desparpajo, no desaparece, se va…


Conociendo, a la gente de su ralea, alcurnia, porte o como queráis llamarlo, que se vaya no puede ser nada bueno. Las opciones son varias. Quizá el tema está tan jodido que se quiere salvar de la quema para luego resurgir de sus cenizas cual ave Cascos o Diez. Quizá está tan jodido el tema que simplemente quiera salir de la mierda y retirarse ya a vivir en algún recóndito pueblecito apartado de la mano de Iniesta por donde haya hecho pasar el AVE para revalorizar algunos terrenos. Quizá simplemente al verse frustrado su inagotable hambre de protagonismo decide irse. Miedo me da, esta trama algo y no es nada bueno.


En cualquier caso, a pesar de las muestras nacionalistas exhibidas últimamente, hoy más que nunca veo inalcanzable la independencia de Cataluña. Con Espe se marcha la mayor cosechadora de la semilla independentista. Si mañana cierran telemadrid el año que viene el Barça de segundo equipo viste la rojigualda en lugar de la cuatribarrada.


Esperanzados saludos,


Tío Yyrkoon.

Malta... ta mal.

He vuelto, sigo vivo aunque no sé muy bien como. La semana en Malta sólo sería comparable a ver un concierto de Camela en el infierno mientras te flagela un eunuco hermafrodita (que sexualidad tan compleja) y Tomas Roncero te lee el programa del PP.

Nunca en mi vida, repito, nunca, ni en la más dolorosa clase de Kung Fu, antaño cuando yo era joven y esbelto cual niño africano, nunca había sudado tanto. Ríase usted del 11S en el World Trade Center, en los autobuses malteses sí que hacía calor. Pensaréis que es que no tenían aire acondicionado… au contraire, messie, si el autobús estaba vacío hasta conseguían que yo, que duermo con el aire acondicionado a un lado y el ventilador al otro… encendidos (completamente cierto), conseguían que yo tuviese frío. Claro, esto es muy bonito, me sucedió la única vez en toda una semana que conseguí subir a un autobús vacío. Lo más habitual era que cada vez que se abría la puerta tuvieses que moverte para que no te aplastase y, a mi pesar, esto es literal y dolorosamente cierto. En esos momentos el aire acondicionado es como si un japonés se folla a una prostituta sudafricana… no se nota nada. Tras entrar en el bus, aunque ya estabas como un pollo al ast en la parada, empiezas a recordarla como si hubiese sido la más fría estepa siberiana. Tu frente, que entraba ya perlada de sudor empezaba a tener más perlas que las que soltaría la Esteban en un debate sobre la vida de Nietzsche. Las perlas no tardan en desaparecer para comenzar a convertirse en pequeños hilillos que, firmemente se desplazan atraídos por la gravedad (gravedad, oh ramera despiadada). Cual jóvenes afluentes confluyendo en la columna o en el centro de mis poderosos pectorales empezaban a formar las cataratas de Niagara y acababas chorreando como Esperanza Aguirre al ver comunistas perculados.

Esto es en cuanto al calor dentro de los autobuses. Ahora imaginad que, por alguna extraña razón ininteligible para mí, en una isla de 316 Km cuadrados, cuya distancia más larga de punta a punta es de 32 Km, todos los autobuses tardan de 50 minutos a hora y media en llegar a su destino, independientemente de donde lo cojas y adonde vayas. Es un fenómeno tan asombroso como cruel. En combinación con el párrafo anterior convierte a Auswitch en el Marina D’or del servicio de trasportes maltés. Al menos hay que decir a su favor que el ticket para una semana de autobús sale por 12 €. Son un puto infierno, pero un puto infierno barato. Por otro lado están los taxis, mucho más cómodos, mucho más rápidos y mucho más hijos de puta. El taxímetro allí es como Dios… no existe. No sé bien si lo tienen escondido en la guantera, en el maletero o simplemente no lo tienen. Más te vale, antes de subir al taxi, negociar el precio del viaje o te van a practicar una operación de extracción ocular antes de que puedas decir “joputa”. Si tienes un poco de arte en el regateo o, como era mi caso, algún acompañante con dicha habilidad puedes salir indemne, pero como la vergüenza o la ignorancia residan en ti, tú residirás en la calle porque no vas a tener pasta para el hotel. Hasta aquí el fantástico apartado del trasporte público maltés.

Vamos con las playas. En el post anterior comenté que me perdería en una miríada de playas de rocas afiladas como cuchillos… ah, ingenuo. Hermosas y apacibles rocas afiladas como cuchillos, cuanto las he echado de menos. El 90% de las “playas” suponiendo que queramos ofrecerles dicha nomenclatura son enormes bloques de hormigón armado, dejado caer a plomo sobre alguno de los múltiples acantilados que recorren la costa maltesa. En dichos “pedrolos” han instalado sendas escaleras que bajan hasta un mar no especialmente atractivo. Existen dos playas de arena en la isla (hasta donde yo sé), en ambas se puede observar empíricamente el hecho de que Malta es el país más densamente poblado de la unión europea. Vienen a ser como el autobús, pero sin aire acondicionado. Por no hablar de que te puedes olvidar de llevar la sombrilla ya que está 100% llena de sombrillas de pago (obviamente, al contrario que mi miembro viril, no son playas ni largas ni anchas). Además estas playas se encuentran sitas casi en el punto más alejado de la Valleta que hay en toda la isla. Siendo la Valleta el centro neurálgico de la isla por donde pasan todas, repito, TODAS las líneas de autobús ya sabéis cuanto os costará llegar.

Malta, además de la isla principal tiene dos pequeñas islas más, Gozo y Comino. De Gozo sólo diré dos palabras, “no vayáis”. Podría haber dicho también, “puta mierda”, pero no queda tan elegante. En cuanto a Comino con sus pedazo diez habitantes en invierno no es que digamos una extensión de tierra enorme, es más bien como un zurullito de Dios un día que andaba estreñido. Por todas partes de Malta veréis propaganda de la Blue Lagoon que se encuentra el en mentado zurullito, hay que romper una lanza en favor de los malteses… son unos cracks de marketing. Bien, no diré que no es bonita la puñetera laguna azul. Lo cierto es que las aguas son espectaculares, ni el agua mineral es tan trasparente y las arenas del fondo son blancas cual Iniesta a finales de enero. Esa playa, mejorando las anteriores, sí es de roca afilada y esto, después de las anteriores se agradece, lástima que tenga sólo unos 4 metros de ancho y no más de 100 de largo, pero no todo podía ser tan bonito. Allí encontré la corriente más fuerte en mar que he sentido jamás, tienes que estar casi nadando para poder permanecer en el sitio. No es que no te puedas perder la Blue Lagoon, tampoco es gran cosa, pero si el número de días de tu visita te lo permite no harás mal en echarle un ojo… si los taxistas no te los han sacado antes.

Oferta cultura en Malta. Tienen un museo de armas templarias muy chulo y didáctico (no sabía que los templarios usaban morteros… hay que joderse) donde te dan unos casquitos y te va contando la vida y milagros de cada época y arma. Está también la catedral en la que, a mi pesar no entré porque “todas las catedrales son iguales”, cuando me enseñaron las fotos vi que estaba equivocado, esta tenía muy buena pinta. Por último tienen un fuerte (no recuerdo como lo llaman) que al parecer es la polla en vinagre de Módena, pero sólo lo abren los fines de semana creo y para cuando lo miramos ya era tarde. En cualquier caso, todo esto está en la Valleta. Luego hay extendidas diversas campañas de marketing (sí, más de eso) sobre otros tantos lugares, creedme, fui a casi todos ellos, quitando lo mentado la oferta cultural en Malta es más o menos la misma que en “La Cañada Real”, pero con menos caballos. Si buscáis un viaje para contemplar las excelencias de un país mejor no escojáis Malta.

Elegimos, como ya comenté un lujoso hotel de tres estrellas, para no extenderme más aún diré que difícilmente encajábamos los tres en la habitación, que en toda la semana hicieron la cama dos veces y sin cambiar las sábanas y que la bañera de mi casa puede alojar más de la mitad del agua del charco que tenía por piscina. Esto sin contar la historia de cuando “arrancamos” el inodoro de la pared con un leve soplido y nos inundó lo que en recepción tenían a bien llamar cocina.

Vamos, para variar un poco, con la parte buena (y escasa de la isla), los precios, la fiesta y el idioma. De la fiesta no puedo hablar mucho, salí sólo dos días ambos al mismo local, que era muy, muy chulo, pero que estaba vacío, sentados entre palmeritas en sofás nos servían copazos mientras charlábamos tranquilamente hasta las 6 de la mañana. Cuando pregunté al camarero a que hora cerraban me encantó el “We never close”. Si hay que creer las voces de los millares de españoles de atestan la isla, la fiesta allí es muy buena, así que al menos por el hecho de ser coterráneos habrá que darles un voto de confianza.

Todo, absolutamente todo el mundo, además de esa mezcla entre catalán cerrado y klingon que gustan llamar maltés, habla inglés, además lo hablan con un acento curiosamente españolizado que hace que entenderlos sea más fácil que odiar a Cristiano Ronaldo. Esto sumado a los ya mentados miles de españoles de la isla hace que la barrera idiomática quede reducida a nada (muchísima gente habla también italiano).

Para finiquitar esta biblia en prosa que he escrito sólo comentar que en general, quitando las mierdas varias ultra-turísticas, los precios son muy baratos. Así que mi recomendación es, si decidís, Iniesta no lo quiera, ir a Malta de vacaciones, hacedlo en junio o septiembre y olvidad la cultura por completo a excepción de lo que podáis encontrar en la Valleta.


Saludos maltosos,


Tío Yyrkoon.

Quien me ha visto y quien me beeeeehh.



De todos es bien sabido que lo que me gusta hacer en mis periodos vacacionales es irme bien lejos, allá donde no se me pueda encontrar. Lugares paradisiacos, recónditos y sobre todo innovadores, que escapen de mi rutina de los días de trabajo. Así pues suelo ir variando y estoy ora en el sofá ora en el bar de abajo. No sé muy bien como llegó a suceder, pero al parecer esto no era tan sorprendente como yo creía y mis malvados amigos siempre me encontraban y me obligaban a beber ingentes cantidades de cerveza en contra de mi férrea voluntad. Para evitar estos desmanes que el destino me preparaba, el pasado abril me fui a Tokio. Los amarillos hechos que allí ocurrieron ya serán relatados si hay suerte antes de que se me olviden. En cualquier caso allí nadie me encontró y no tuve que beber tanta cerveza. Lo del sake fue cosa aparte, pero mi objetivo se había cumplido.

Se acerca otro periodo de vacaciones, más corto si cabe que el presupuesto de Bankia, y yo sólo tenía en mente lo mismo de la última vez, huir de la cerveza, huir de la cerveza, huir, cerveza, huir, cerveza. Mi intrépida mente con pasmosa velocidad asimiló los conceptos, huir, cerveza, así que… allá voy, Malta.

No sé, me da a mí que no va a ser aquello especialmente bonito, pero igual me equivoco, en cualquier caso seguro que se bebe mucho, porque entre que toda la cerveza es de Malta y la película aquella de Humphrey Bogart, “El alcohol maltés”, deben ir todo el día pedo los tíos. Además, el ambiente debe estar cargadito, ya es el país con más densidad de población de toda la unión europea, es decir, que supongo que serán espesitos. Al menos hablan inglés, idioma que domino sutilmente más que japonés. Lamentablemente también conducen al revés… esto es por la izquierda, no marcha atrás. ¡Cuánto daño ha hecho Mr Bean!

La historia de Malta no está falta de acción, el hecho de ser un punto estratégico de gran valor como podría ser la calle montera en Madrid o la casa de Chema en barrio Sésamo, le granjeó un doloroso amor-odio para con todo el mundo. Así pues ha sido disputada y gobernada por varias potencias a lo largo de la historia, las potencias de dos, las potencias de once y algunas otras. Su historia bélica reciente nos hace pensar en hitos que se recordarán a través de generaciones como la batalla de Lepanto, donde perdió el brazo el afamado escritor español Don Miguel de Unamano. Más tarde sería ocupada por Napoleón, no sé si la isla entera o sólo Buena parte (que chispa), la ocupó después Mussolini y hasta una vez fue de vacaciones Rita Barberá y entera no, pero la mitad de la isla sí que la ocupó.

Tras unos dimes y diretes entre los ingleses y los spaghettis carbonara, finalmente los ingleses tomaron el control de la isla hasta que el 31 de marzo de 1979, fecha en la que, probablemente provocado por la victoria de Israel en eurovisión, los maltesers se independizaron, y se convirtieron en deliciosas bolas de galleta cubiertas con chocolate. El 1 de mayo de 2004 entró a formar parte de la UE, el 1 de enero de 2008 entró en el euro y probablemente el 1 de enero de 2014 salga de él (si es que queda algo de donde salir).

Digno de mención es también el tema de la religión. Al parecer son más de votos que Rajoy en época de elecciones. Hasta hace bien poquito, tal que el año pasado, el divorcio estaba prohibido. Sigue estando prohibido, para mi desdicha, el topless en toda la isla y es que así no hay manera de pasárselo teta. En las peleas se reparten hostias consagradas y hasta el Don Simón se considera sangre de Cristo. Supongo que de Cristo con leucemia, disentería o algo similar, pero así están las cosas.

Así que bueno, allí me voy a disfrutar de sus paradisiacas playas de rocas afiladas como cuchillos de shusi y de esos agradables 43ºC que se alcanzan en agosto y para los que va a venir de perlas el tiempo limitado de aire acondicionado que nos dan en nuestro lujoso hotel. Por cierto que dicen que los hoteles allí, para hacerte una idea de donde vas a ir hay que quitarles un par de estrellas, así que el nuestro debe ser de una estrella y se ve que se la dieron porque les sobraban pegatinas. Vamos, que más que de vacaciones me voy a hacer un curso intensivo que espero me sirva bien para cuando San Pedro me mande de cabeza al infierno.

Saludos esmaltados,

Tío Yyrkoon.

Mí no comprender.

Yo, además de un ser excepcional e increíblemente atractivo, soy, digámoslo todo, no muy ducho en lo que a cuestiones económicas se refiere. Por muy ignorante que sea, lo de la economía viene a ser como lo del fútbol, todos creemos saber como habría que entrenar a cada equipo y la alineación adecuada. Lo peor de todo es que en muchos casos es cierto que lo sabemos aunque debamos asumir que el entrenador de verdad lo sabe mejor. El símil se nos va al carajo cuando sabes que el entrenador ha estudiado para ser, oh sorpresa, entrenador; así como las dos últimas ministras de sanidad han estudiado para ser… ups espera, sociólogas. Así podríamos ejemplificar ministerios hasta la extenuación. Fuere como fuese, como decía el amigo Eastwood, “las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una”. He aquí la mía.


Según el INE, la cifra actual de población activa en España es de unos 23 millones de personas. Puntualizamos que población activa se refiere a las personas que están en edad de trabajar y no a aquellas que quieren trabajar en lugar de cobrar subvenciones cuyo número sin duda sería mucho menor. Bien, esto hace un total de 17,433 millones de personas con trabajo y cotizando. Si independientemente del aporte de cada persona a las arcas públicas destinásemos los 100.000 millones de euros del rescate a repartirlos entre toda la gente que cotiza saldríamos a la nada despreciable cantidad de 4.300 eurazos por cabeza. ¿Solucionaría esto algo o nos quedaríamos igual?

Especulemos. ¿Qué haría la gente con dicho dinero? En un porcentaje, yo diría que cercano al 100% ese dinero acabaría en un banco, bien en forma de amortización de hipoteca, de eliminación de deuda, de inversión en esto o lo otro, o bien simplemente en forma de ahorro personal. Esto nos da unos bancos recapitalizados y unos trabajadores con menor deuda contraída o con más ahorros, en ambos casos produce un mayor poder adquisitivo.

En la otra parte de la balanza tenemos a las PYMES. Una PYME de unos cuantos “accionistas”, digamos cuatro por ejemplo, dicha empresa podría tener una inyección de capital de más de 17.000 euros, esto les ahorraría tener que pedir créditos durante un corto periodo, pero ya es algo, sin duda evitaría el cierre de muchas de ellas. En cualquier caso, con las entidades bancarias recapitalizadas estas ya estarían en condiciones de volver a prestar capital; esperemos que sin aceptar inmobiliario como aval…

No dan para mucho 4.300€ tampoco, no nos engañemos, pero jóvenes que no encuentran trabajo decente y que están subsistiendo con trabajos basura podrían, asociándose o sin hacerlo, lanzarse a emprender, generando así más puestos de trabajo todavía y reactivando toda la economía.

Por último, poniéndonos en la peor tesitura posible, están aquellos que seríamos muchos que no haríamos sino malgastar dicho dinero, es decir, consumir. Una inmensa inyección de capital a los necesitados mercados de consumo, esto da dinero a las empresas que necesitan producir más y por tanto más empleados.

Si todo esto lo aderezamos con el hecho de que, con los mercados más estables, menos paro y más cotización, probablemente no sería necesario subir el IVA ya que la subida ya realizada de los impuestos directos sería mucho más eficaz ya que habría muchos más trabajadores, entonces tenemos aún más consumo que genera aún más dinero. Ese extra se puede usar para fomentar la creación de PYMES, legislando para ahorrar cotizaciones a los emprendedores, esto genera más empresas que generan más trabajo que genera más dinero que blablablá.

Quizá los desempleados se quejarían por no poder coger parte del pastel, pero bueno, supongo que por muy enfadados que estuviesen, cuando esta medida se convirtiese en trabajo para ellos y de nuevo dinero en su casa lo verían con otra óptica.

Obviamente mi teoría tiene algún punto que no es correcto, pero yo no puedo verlo. Lo estuve comentando con un amigo economista para que me sacase de mi error, pero el tampoco supo ver el fallo. ¿Alguien, por el amor de Iniesta, puede decirme o dónde me estoy equivocando o por qué coño no lo hacen?

Esta es una de las mil soluciones que veo, pero en general el resto ya están bastante debatidas.

¡¡Qué alguien me diga dónde demonios me equivoco!!

Me gusta la algarabía que produce la poesía.

Me he encontrado por ahí, en unos de mis ilustrativos viajes al fondo de la red, un fantástico poema que ha sido atribuido a Fray Junípero Serra por nuestros siempre bien informados medios de comunicación, pero que al parecer, finalmente es de un ultrafacha muy saleroso llamado Yoqueséque Aguilar. En cualquier caso está muy bien el poemilla y quería compartirlo con vosotros, para que lo disfrutéis y para demostrar que aunque todos los ultrafachas son unos hijos de puta, al menos no todos son gilipollas perdidos.

Ahí va eso:

Hijo mío, por favor,
de tu blando lecho salta.

Déjame dormir, mamá,
que no hace ninguna falta.

Hijo mío, por favor,
levántate y desayuna.

Déjame dormir, mamá,
que no hace falta ninguna.

Hijo mío, por favor,
que traigo el café con leche.

Mamá, deja que en las sábanas
un rato más aproveche.

Hijo mío, por favor,
que España entera se afana.

¡Que no! ¡Que no me levanto
porque no me da la gana!

Hijo mío, por favor,
que el sol está ya en lo alto.

Déjame dormir, mamá,
no pasa nada si falto.

Hijo mío, por favor,
que es la hora del almuerzo.

Déjame, que levantarme
me supone mucho esfuerzo.

Hijo mío, por favor,
van a llamarte haragán.

Déjame, mamá, que nunca
me ha importado el qué dirán.

Hijo mío, por favor,
¿y si tu jefe se enfada?

Que no, mamá, déjame,
que no me va pasar nada.

Hijo mío, por favor,
que ya has dormido en exceso.

Déjame, mamá, que soy
diputado del Congreso
y si falto a las sesiones
ni se advierte ni se nota.
Solamente necesito
acudir cuando se vota,
que los diputados somos
ovejitas de un rebaño
para votar lo que digan
y dormir en el escaño.
En serio, mamita mía,
yo no sé por qué te inquietas
si por ser culiparlante
cobro mi sueldo y mis dietas.
Lo único que preciso,
de verdad, mamá, no insistas,
es conseguir otra vez
que me pongan en las listas.
Hacer la pelota al líder,
ser sumiso, ser amable
Y aplaudirle, por supuesto,
cuando en la tribuna hable.
Y es que ser parlamentario
fatiga mucho y amuerma.
Por eso estoy tan molido.
¡Déjame, mamá, que duerma!

Bueno, te dejo, hijo mío.
Perdóname, lo lamento.
¡Yo no sabía el estrés
que produce el Parlamento!



Hablemos de fút.. de polít... bah, insultemos a alguien.

Estamos en la final. Como diría el Gran Wyoming ¡Viva Espaaaaaña, coooooño! En estos días grises en los que la economía se hunde; en estos días en que la sombra de Merkel es alargada, amén de tan ancha como siempre; en estos días la selección logra un hito sólo al alcance de los más grandes, la Alemania de antaño, la Alemania conquistadora, la de las tres finales a la que sólo el amigo Panenka pudo doblegar, pero… ahora llega Italia, esa máquina de ganar finales, tetracampeones del mundo, la reina de la triquiñiula, el adalid del hurto. Dicen que han cambiado, pero todos sabemos que aunque al corazón oscuro le dé el sol siempre será negro. Dicen que han cambiado, pero también lo decían del Dioni cuando se fue a Sudamérica, y sí, tenía tetas, pero seguía rodeándote con su mirada.


Italia... Amigos, hermanos, veo en vuestra mirada el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los españoles decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra selección; pero hoy no es ese día. El día en que una horda de spaghettis y tibias rotas rubricara la consumación de la Edad de la selección española. ¡Pero hoy no es ese día! ¡En este día lucharemos por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra! ¡Os llamo a luchar, aficionados de España!

Arengado esto, quitando los catalanes que por ley lo tienen prohibido, el resto, cambiemos de tercio. Nuestros bienhadados líderes, por llamarlos de algún modo (que probablemente no entiendan), que es que ya es el tema para instaurar la ejecución por catapulta, decidieron anunciar la retirada de la subvención estatal para 400 y pico medicamentos durante las semifinales de la Eurocopa, sí, durante… que seguro que algunos medicamentos estarán bien retirados, como por ejemplo los laxantes, y es que ya no son necesarios porque yo desde que vi a Sergio Ramos salir a tirar el tercer penalti no cago duro; por otra parte, seguro que otros no está tan bien retirarles la subvención, y blablablabla; medida aparte, lo que sin duda es un crimen contra la democracia es el ocultismo y las malas artes. Habrá mucha gente que no le guste el fútbol. Habrá mucha gente que gustándole el fútbol prefiera saber lo que de verdad va influir en nuestras vidas, pero también habrá gente que, sin gustarle el fútbol, estaría viendo el partido o que prefiere ver el fútbol que ver como cuatro hijos de damas de lupanar nos ponen mirando a las casas colgantes. Joder, haced el anuncio de vuestras inicuas y mal intencionadas medidas un jodido medio día, cuando la mayoría de tus ingenuos (eufemismo) votantes puedan verte. Cuando trasmitas a tu país, sí, ese que gobiernas, un mensaje. No lo hagas cuando nadie lo va a ver, no lo hagas sólo para poder decir “Ah, yo ya lo advertí”. Dad la cara, que la tenéis como la polla de Nacho Vidal, muy grande y muy dura.

Señores ministros, tras romper una tras otra todas sus promesas electorales, tras usar al pueblo como colchón para salvaguardar la caída de los que ya no pueden sostener el peso del dinero robado en sus carteras, tras vender sus almas a banqueros y políticos extranjeros sin volver la vista hacia… hacia abajo. ¿Creen que nos van ustedes a sorprender con una medida que, comparada con las anteriores, casi se podría calificar de un favor hacia la grey por mantener la seguridad social? Vamos, por el amor de Iniesta, tengan ustedes al menos los bemoles en su lugar. Al menos dígannos de que tamaño es el miembro del miembro del congreso que nos van a insertar. Que actualmente sólo la Merkel tiene los huevos necesarios para acompañar la salchicha alemana que seguro también subyace sota (valga la redundancia) sus enaguas a juzgar por su femineidad.

Y ahora, quitando una vez más mi indignación, que por común ya hasta está dejando de indignarme, carguemos contra otro colectivo más asequible, más mundano. Los, para mí, exasperantes antifútbol. Que si “ahora sólo se ve la selección”. Que si “ahora sí que lleva banderas de España la gente”. Que si “mira esos cerriles borregos que les ponen la zanahoria y ya se han olvidado de lo importante”… Que, por decirlo suavemente, me comáis un huevo todos.

Primera, el sentimiento patrio es como el DNI, personal e intransferible, decidiré llevar una bandera de España (que no creo que suceda) cuando me apetezca y creedme, me puede o no apetecer cuando veo a un jugador de fútbol, un camarero de un bar o un pintor de brocha gorda, me la sopla, engrandecer el nombre de mi país haciendo bien aquello que saben hacer bien. No me apetece, sin embargo, más que meter la cabeza bajo el suelo cual avestruz, cuando veo a un imbécil con barba y gaviotas doblar la rodilla para comer mejillón alemán mientras se unta vaselina para sodomizarnos a todos. No. La verdad que en ese momento no me apetece demasiado, mirad, soy así de rarito.

Segunda, que cualquier persona vea el fútbol no quiere decir que sea un ignorante ni que esté falto de implicación en la problemática social que nos rodea. Está claro que luego gente como el señor Tomás Roncero echan por tierra esta teoría, pero no creo que Aramís Fuster vea el fútbol y tampoco es que aporte mucho a la sociedad. Perfectamente puedo invertir/gastar/perder (lo que queráis) dos horas de mi tiempo en ver un partido de fútbol y luego leer todos los periódicos, hacer pancartas para manifestaciones para que el alcalde de turno tenga algo de lo que mofarse que, pobrecitos, con esto de la crisis están faltos de risas. Puedo dedicarme a poner bombas o, impávido, a escribir un blog zafio con opiniones políticas baladís... siendo generoso. Sea cual sea mi forma de protestar (de existir alguna) la puedo llevar a cabo dos horas antes o dos horas después y nada va a cambiar, de hecho puedo no hacer nada y tampoco va a cambiar. Por otro lado, el fútbol, más que ser una venda que me ponen en los ojos para que no vea los males endémicos de este nuestro desdichado trocito de tierra, yo personalmente prefiero considerarlo más una venda que me dan en la mano, con ella, puedo durante un corto periodo taparme los ojos y no ver la árida tierra que nos rodea por doquier. Es un vaso de agua para un hombre deshidratado en medio del desierto, no va a salvarle, pero le va a sentar de maravilla durante un rato. Ya me tienen agobiado durante todo el día, déjenme desconectar señores periodistas, denme un poco de fútbol ahora y un poco de política la semana del Madrid Barça. Hay que repartirse mejor.

Para concluir, espero que toda esta caterva de ínfulas antifútbol no gaste ni un segundo de su, como mínimo, más valioso tiempo en nada que no sea sudar duro en pro del futuro de España. Espero que no vayan al cine ni jueguen con sus hijos. Espero que no tomen cerveza alguna. Espero que duerman sólo la cantidad de tiempo necesaria para optimizar su rendimiento para con nuestro país. Espero que se esfuercen para compensar el mórbido mal hacer y displicencia de los futboleros que, sin duda, solo existimos para derrocar la grandeza de la conspicua España.

A los antifútboleros respetuosos, por supuesto, mis respetos. Quede esto claro.

A mamarla el resto.



Fdo:

Yo, satánico adorador de las huestes del balompié. Somos legión.

Bet and lose.

Sí, ya lo sé; esto debería ser un post sobre la semana que pasé en Tokio. Lamentablemente y pese a que tengo escrita gran parte de la parte contratante de la primera parte, esta tiene menos gracia incluso que lo habitual, es decir, es casi un dramón. Thus, hasta que lo mejore un poco o me cuenten un par de chistes buenos que pueda incluir se va a quedar en el tintero. Para vuestro deleite; una vaca. ¿Lo veis? Un chiste bueno siempre ameniza. Bueno, sigamos. Para vuestro deleite os contaré otra historia igual de aburrida que la anterior pero que… en realidad no hay ninguna razón, la cuento y punto. Vamos allá.

Hace mucho, mucho tiempo, más o menos cinco meses, se celebraba un evento excepcional jamás visto con anterioridad en nuestro país. Noche vieja. Querían los devenires del destino que yo andase por aquel entonces en mitad de una apuesta de pérdida de peso. Yo tenía 10 semanas para perder 10 kilos, mi amigo, mucho más esbelto que yo, lo cual por otro lado es como decir, mucho más honrado que la directiva de Bankia, tenía que perder 20.000 millones en 6 meses… quiero decir, 5 kilos en 10 semanas.

Cuando llegó la mentada y vieja noche, habían transcurrido ya cuatro semanas y media de nuestra apuesta. Tras nuestras primeras y durísimas semanas de dieta y ejercicio la cosa estaba de la siguiente manera: yo tenía que perder 10 kilos en 5,5 semanas y mi amigo tenía que perder 6 kilos en 5,5. Empezábamos a sospechar que algo no estábamos haciendo bien. Llamadnos sagaces.

La apuesta se basaba en un método bote, es decir, el que no conseguía su objetivo ponía 150 pavazos al bote central (versión adaptada de otros amigos que lo hicieron con 1.500€) y luego se hacía algo con ese dinero. Si perdíamos los dos pues poníamos cada uno 150 y nos lo gastábamos de algún modo. No era tan malo (si perdíamos los dos), al fin y al cabo no perdías prácticamente nada excepto el hecho de que te obligaban a gastarte 150 euros en algo que quizá no te apeteciese demasiado, como por ejemplo podía ser 150 euros en cintas de gasolinera del Fary y Camela o la biografía de los mayores estafadores de la política española… aunque quizá para eso no llegase con 150 euros que son muchos tomos… es más, quizá te esperarían ellos mismos en la tienda para robarte los euros o te mandan a la Merkel para que estableciese un buen tipo de interés, a saber.

El caso es que, por puro orgullo o estupidez o vete tú a saber que (me inclino por estupidez), decidimos no cancelar la apuesta pese a que esas cifras de pérdida de peso en el tiempo que nos quedaba eran tan insalubres como puede ser un vaso de agua del Ganges, eso sí que haría perder peso. Todo el día cagando; bueno, eso y una botella de ron Negrita. Ummm bien pensado, una buena negrita también me haría perder peso, pero creo que me estoy desviando… ¿Será esto a lo que llaman desvío sexual?

Ahí me tenían a mí, a golpe de ensaladas, sepias plancha, pechugas de pollo, pimientos y demás aberraciones para la alimentación. Embutido en una sudadera “corriendo” por la calle y subiendo escaleras. Me parecía mucho a Rocky, al menos a Rocky después de haberse comido a Ivan Drago y a un par de sparrings más. Durante estas semanas descubrí multitud de alimentos maravillosos, que aunque ya los conocía siempre habían sido considerados guarnición. Vamos, algo que casi siempre está ahí, pero a lo que nunca haces caso. Izquierda Unida por ejemplo. Sin embargo, ¡oh sorpresa la mía! Me gustaban bastante y empecé a usarlos con asiduidad, así que mi peso empezó a dispararse hacia abajo, oiga usted, como Froilan.

Finalmente y por los pelos, ambos conseguimos alcanzar el peso estipulado; bueno, mi amigo tenía unos gramillos de más, pero también le pasó a Marichalar y se lo perdonaron así que yo no iba a ser menos. Felices cual perdices no tuvimos que poner bote y, yo al menos, me pegué un papeo épico donde los haya, digno de los Manowar después de un concierto en ayunas. Con decir que me dio una rampa en el estómago…

Durante la semana posterior a la apuesta, volví a mi dieta habitual de morro de cerdo enrollado en cintas de bacón y hundido en la fondue de chocolate y mantequilla. Gané 2 kilos. Se me empezó a pasar por la cabeza que quizá estuviese comiendo cosas demasiado calóricas, pero la báscula, como quien no quiere la cosa, se estabilizó de pronto. Nunca tuve muy claro porque se estabilizó; quizá fue porque dejé de echarle azúcar a la Coca-Cola o quizá fue porque le quité las pilas, nunca lo sabremos.

Deambulaba calmo la semana pasada por mi baño cuando, de soslayo, vi que la pobre báscula me miraba entristecida (Dramatización), abandonada en su solitario rincón. “Pobrecita”, me dije, cuatro meses ahí sin compañía ni nada; sin que nadie la aplaste hasta sacarle los mecanismos. Así que me pesé y... digamos que pese a que aún me queda un cacho de renta de la apuesta, sin cambiar de hábitos el cuerpo tiende a alcanzar su estado de estabilidad presupuestaria acorde con el capital comestible que le inyectes. Y así me encuentro ahora, con una lorza de riesgo que no para de aumentar y el GCE (Gimnasio Central Europeo) que no quiere prestarme ni una mísera mancuerna.

Dado lo fácil que me resultó llevar a buen término mi apuesta anterior he decidido poner en marcha la que gusto llamar, con mi tacto habitual, “Operación Somalia”. Consistirá en una imitación de la apuesta anterior, pero que pretende sentar cátedra creando nuevos hábitos de vida. Conociéndome como me conozco y, creedme, es bastante, raro me resultaría que consiguiese sentar dicha cátedra, lo máximo que sentará es a mí en el sillón, pero al menos por el camino intentaré situarme en una lorza de riesgo más baja si el tiránico gobierno del PP (Primorosa Panceta) lo permite. Amén de esto, la novia del anterior apostador ha decidido que su primo de riesgo también es alto, metro ochenta y cinco al menos, así que además de la ”Operación Somalia” que empezó este pasado lunes voy a aderezarme las ensaladas con otra jugosa apuesta que siempre da mayor aliciente a las comidas insulsas.

En próximos números les informaré detalladamente de mi estrepitoso fracaso. Gracias por su atención.

Atocinados saludos,

Tío Yyrkoon.

[JudaS]--=MegaMind=--





Siempre lo he sabido. Siempre lo he dicho. Ahora tengo pruebas que lo demuestran. Mi cerebro es superior a los demás, no lo digo yo, que va, lo dicen los médicos. Saben bien de qué hablan.

También es cierto que soy un poco deforme. Eso tampoco lo digo yo, lo dicen los médicos y la mayoría de las mujeres. Soy un enfermo, lo dicen los médicos y mis amigos. Fuere como fuese, llevo unos días que me siento como el chumino de la Paris Hilton, estoy en boca de todos.

Allá por finales de Noviembre empecé a sufrir dolores de cabeza muy fuertes, día sí, día también. No le di mayor importancia, se lo achaqué, como es normal, a la campaña electoral que estaba a punto de concluir. Si las mentiras hacen llorar al niño Jesús, ¿por qué no iban a darme a mí dolor de cabeza? El tema es que las jaquecas persistieron en perturbar mi paz como si de Telecinco se tratase. Los comerciantes de ácido acetil salicílico eran muy felices; yo no tanto.

El tiempo pasó y pasó y, para cuando quise darme cuenta ya estábamos en mediados de diciembre, la Sinde-Wert estaba aprobada y en la Moncloa vivía el monstruo de las galletas desteñido. En una gélida noche, sin una fecha concreta que pueda recordar, me desperté con un dolor de cabeza soberanamente exagerado, eso sí, sólo me dolía la parte izquierda. Se conoce que como la derecha estaba ya en el poder había mandado como siempre el dolor hacia la izquierda. Duró poco, treinta o cuarenta segundos, luego desapareció y empecé a sudar como un cerdo vietnamita (que a decir verdad no sé cómo sudan, pero debe ser muy cerdo… vietnamita).

Cuidado, el próximo párrafo contiene una dosis de erotismo no apta para jóvenes y/o enfermos de corazón. Así que ahí me tienen a mí, con mi escultural figura de Paquirrín con peluca, en gallumbos sobre el nórdico, a 2ºC sudando como una puta en un confesionario. No fue muy largo tampoco, no duraría más de un minuto o minuto y medio. Como era de esperar, decidí que era algo completamente normal que debía pasarle a todo el mundo… Cuando sucedió por séptima u octava vez a lo largo de diciembre y enero decidí que igual estaba pasando algo raro. Llamadme lince.

Entonces, un día de enero, un aciago día de enero, sucedió. Iba sin duda a ser el peor día de mi vida, lo supe nada más levantarme y así fue. Ese día… cerraron Megaupload. No es que tenga nada que ver con lo que estaba contando, pero, joder, que día más malo.

Otro día de enero, no tan malo como el mentado, estaba yo feliz como una perdiz, comiendo con la gente del trabajo cuando, una vez más, me sobresaltó el comunista dolor en la parte izquierda de la sien, seguido de su amigo el sudor frío, pero donde normalmente el ataquito desaparecía cual inversión en Rumasa, este decidió mutar y hacerse de los X-Men. Comenzó un hormigueo por el brazo izquierdo –Bien, no pasa nada, un simple paro cardiaco será–. No hubo suerte. Le siguió un hormigueo por la pierna izquierda –que cosa más rara– me dije. Luego se me durmió la parte izquierda de la lengua –es lógico, la izquierda está en horas bajas–. Acabé de comer y me levanté para volver hacia el tajo, pero andaba y me iba hacia la izquierda… Bueno, un ictus cerebral amigable, por fin había llegado mi hora, no había problema, me había preparado ya mentalmente para esto, sólo necesitaba llegar hasta mi trabajo, subirme encima de la mesa, bajarme los pantalones y plantar un buen pino. Ya podía morir tranquilo.

El caso es que se me pasó, pero decidí que igual ya no era tan normal, así que, cosa rara, fui al médico. Hace varios años que me vienen comentando que mi tensión es tan alta cooooooooomo laaaaaa luná, ay, ay, coooooomo laaaa luná, como la luná, para ver a los soldados de Cataaaaaluñá, ay, ay, de Cataaa… bueno eso. En realidad no es tan alta, pero me dicen que si a mi joven y tierna edad es esa mi tensión, cuando sea mayor pues mi tensión, como es normal, también será mayor. El caso es que el médico, medicoso, decidió que había sido una subida de tensión, se amparó en el banal dato de que en mitad del ataque tenía 18-12… fíjese usted que tontería.

El caso es que me dio unas pastillitas para regular un poco el tema y oiga, mano de santo, mi tensión habitual de 16-9.5 bajó en un santiamén a 13-8. Así que puede dedicarme a vivir más tranquilo. Los ataques de izquierdas perpetrados por cerdos vietnamitas continuaban, pero no iban más allá del límite. Hasta el día D (VIERNES (dato importante)), me desperté a las 7 de la mañana con un ataque zombi bolchevique, y se comenzaron a repetir los síntomas del día malvado, sumado a un denominado mareo Masiel. Usando toda la fuerza de mis pestañas me arrastré como un arenque moribundo hasta la cocina y cogí la pastillita de la tensión… “oh!, maldita sea, no puedo tragar, mi lengua está más dormida que la bella durmiente después de beberse dos botellas de vodka durante una peli de Almodobar”. Engullí la pastilla en modo pelicano on. Y luego repté hasta el comedor como una anaconda, bueno, como una anaconda que se acaba de papear a un cerdo vietnamita. Agarré el aparato de tomar la tensión y… ¿A que no adivinan que hice con él? Síiiiiiii, ¡¡unos sándwiches!! Bueno, no, me tomé la tensión esperando ver las unidades de poder de Songoku, pero no. 13-8.5. Coño, tensión normal. Ummm, sospechoso. Agarrar teléfono. Llamar madre. Cito textualmente, poner voz de “The walking dead”… “Madre. Urgencias. Llevar. Ahora.”.

Mi muy solícita madre emprendió una carrera contra el tiempo y los semáforos, para cuando llegó a mi casa ya se me había pasado el ataque y ya me comportaba de nuevo el implacable deportista que soy. Aun así decidí ir a urgencias de todos modos. No era la tensión y yo tenía caca.

Muy diligentes también en urgencias, a las catorce horas de haber llegado (literalmente), decidieron ingresarme. Miento, decidieron decirme que era un ictus, que me iban a ingresar y que ya nos veíamos el lunes. Supongo que tenían que irse a esquiar o algo. Biiiiiien, no estuve nada, pero nada, nada acojonado mi fin de semana ictusícnico. Durante una semanita me hicieron pruebas y más pruebas y al final han llegado a la conclusión de que tengo la deformidad de Arnold Swarchenegger, es decir, demasiado músculo… ah no, que era Arnold Chiari.

Básicamente esta deformidad consiste en que el hueso occipital no cierra bien. El cerebelo se va desplazando hacia abajo y presionando la médula. Esto produce bailes de San Vito en general, aunque alguna vez puede derivar en un Vals, pero no es lo normal. Podría parecer algo extremadamente raro, pero al parecer es relativamente común, el tema es que en la gran mayoría de los casos no presenta síntoma (ni problema) alguno. Como mi cerebro es super-desarrollado, pues sí que presenta problemas. Algún amigo sostiene que no es que mi cerebro sea grande sino que mi cráneo es pequeño, pero teniendo en cuenta que no me cabe ningún sombrero descartaré su teoría.

Única solución a mis problemas, cirugía o cianuro, conjeturo que una bala o una buena soga también valdrían, pero mejor no arriesgar. Así que aquí me encuentro, a la espera de una fecha que me tienen que dar en consultas externas, lugar en el que estoy citado el 23 de Abril… ¡¡Que viva la Pepa y la seguridad social!! Sólo mes y medio (más lo que tarden en darme fecha) de terribles dolores de cabeza y mareos. Al menos parece que grave no es, o eso dicen los hijos de la gran puta que viven sin dolor de cabeza. Viviré.

Os voy informando conforme me venga en gana, para que luego digáis que no os quiero.

Saludos izquierdosos,

Tío cerdo vietnamita.

Divinos & Difamados (D&D)

Cuando era joven y estúpido yo solía jugar a rol y viven los Valar y los Istari que jugué mucho. Hace tiempo que dejé de ser joven. El caso es que ahora mi hígado ya no es el mismo, y eso es porque se regenera, que sino ni tan sólo existiría. Uno, que es muy abnegado, intenta salir de fiesta viernes y sábado, pero pese a la perseverancia que me caracteriza, la vida me pasa factura y, joder, la factura es más grande que la de ONO. Ciertamente dada mi relación peso-altura, al menos puedo decir que vivo en banda ancha.


Los fines de semana, a día de hoy, quitando alguna actividad puntual, no me llevan a prácticamente ningún sitio, en cualquier caso a ninguno que no esté lleno de cruces. Los viernes se reducen a tomar un par o tres cervecitas con los amigos y allá a la una o una y media a casa. Los sábados se reducen con Pedro Ximénez. Es posible que muchos consideren esto de los viernes salir. Es posible que muchos consideren que levantarse del sofá para coger unas pipas de la cocina es salir. Yo no, si vuelvo antes de las cuatro de la mañana no he salido. Si no salgo no tiene demasiado sentido castigar a mi hígado y a mi bolsillo. Así que, tal y como vengo haciendo en los últimos tiempos hemos decidido buscar una actividad pueril, estúpida y banal para, con más pena que gloria, pasar el viernes por la noche.


Pensamos en algo innovador, a ser posible “emocionante” y que contribuyese a nuestra formación como personas. Si además nos podía reportar algún beneficio físico, económico o mental pues mejor que mejor. Pensamos en crear algo, en ayudar a gente o a algún colectivo desfavorecido en la actualidad, por ejemplo los socialistas. Pensamos en la venta ambulante de cerveza, pero lo descartamos porque seguro que nos la bebíamos, pero finalmente encontramos algo que se ceñía a todos nuestros propósitos a la vez. Esta noche, como antaño, vuelvo a jugar al D&D.


La única diferencia, además de los pelos en los huevos, es que por fin voy a hacer algo de lo que siempre me quedé con las ganas y que hasta día de hoy aún no he hecho. Follarme una oriental… ah, no, eso no era de este post, quería decir, transcribir una partida a modo de novela corta. Depende de la pericia del master y de la interpretación de los jugadores saldrá mejor o peor, pero la calidad del texto está garantizada ^_^.


Lo iré colgando por cojones… digo por sesiones.


1d20 saludos a 5+


[JudaS]--=Yyrkoon=--