Cheste Field y sus pechonalidades

Este fin de semana he tenido el placer de ejercer como comisario de seguridad de pit lane en el circuito Ricardo Tormo de Cheste, y así encontrarme a menos de tres
metros de las siguientes personas que citaré en orden analfabético:
Michael Jordan, Sergi Barjuan, Michel Salgado, Rossi, Dani Pedrosa, Hayden, Ángel Nieto y aunque no me di cuenta también lo estuve de Eto'o, Guti, Helguera, Coto Matamoros y muchos otros elementos subversivos que no alcanzo a recordar, obvio por supuesto a todos los demás pilotos de 125cc, 250cc y Moto GP de los que también me encontré extremadamente cerca.

¿Qué me aporta esto? Nada. ¿Porqué lo cuento? Por que quiero. Y es que es curioso ver a toda esa gente, y ver que son de verdad, que se les puede tocar o partir la cara llegado el caso (excluimos a Jordan del último ejemplo), y que no son un trozo de cristal frente a un cañón de electrones, o un monitor de plasma para los pijos. Es curioso también que con toda esa gente cerca, con decenas de motos de competición rugiendo y atronando los oídos, teniendo que revisar cientos de pases de colores diferentes y tirar a mucha gente del pit lane (no veáis que divertido y como se mosquean), sólo hay ojos para una cosa, las chicas de las sombrillas... ¡¡DIOS!!

Como ya empezamos a esbozar en este blog, antes incluso de partir hacia las highlands, Dios existe, pero no lo sabemos seguro porque se pasa el día en un palco viendo Moto GP vaya féminas deambulan por ahí sus diseñadores gastan menos en tela que Mortadelo en laca, debe ser por que se dejaron el presupuesto en silicona, pero oiga usted, bien gastado está, lo que no sé es para que llevan la sombrilla, por que con ese par de plásticos melones pueden dar sombra o de comer a una tribu africana entera. Desafortunada o afortunadamente a mi no me gustan las cosas tan exageradas, pero de las otras también las había, vamos un placer trabajar así.

Cobrar cobrar, lo que se dice cobrar, debes cobrar más peleando contra Torrebruno, pero vamos, a mí me importa tanto el mundo del motor como los mundos de Yupi, pero si a alguien le gusta le recomiendo encarecidamente que si se le presenta no deje pasar la oportunidad de trabajar ahí.
Un ilustrativo saludo para casi todos ustedes,

Tío Yyr.

Bruma del norte < 2000 caracteres

Ya lo había leído en los periódicos, pese a ello no acababa de creérmelo, aún teniendo en cuenta el hecho de que aún se podía confiar en este tipo de publicaciones. La bruma había anegado 3 de los 5 continentes, sólo África y Europa quedaban por ser devoradas, y según los rumores ya estaban en proceso. La pequeña urbe donde residía nunca se había dejado llevar por estas leyendas urbanas, si bien es cierto que esta vez se podía oler algo de temor en el ambiente, y se oía a la gente cuchichear más de la cuenta. Me encontraba recostado sobre una manta, bajo un gran sauce, y este bajo un regio sol que inundaba el vasto parque central, justo en ese momento la vi por primera vez. La penumbra se hizo dueña del escenario, el sol que tan magnificente se había mostrado se difuminó hasta no ser más que una lámpara de gas en las alturas. La niebla apareció entre los árboles. Anonadado observé lo que se avecinaba, todo cuanto tocaba la niebla quedaba recubierto con una fina capa de hielo, todo quedaba inerte, los colores de las cosas se evaporaban como emanaciones de un charco de gasolina, finos hilos multicolores se alzaban en el límite de la bruma hacia un cielo sin vida dejando todo gris tras su estela mortecina. El frío atenazaba mis músculos, pero no podía permanecer ahí, corrí hasta salir del parque, la niebla avanzaba a mi espalda, salía a cortarme el paso por las bocacalles y tragaba cualquier aliento de vida a su paso. Finté, salté, seguí corriendo, los coches, los ejecutivos de alto porte, obreros y viejas con sus perros quedaban helados y faltos de pigmentos al más mínimo roce, uno tras otro los vi sucumbir. El camino se acababa, por delante también la veía, entonces en un destello de mi mente recordé la cámara hermética de la pescadería de esa calle, era la única salvación. Corrí por última vez, seguro de haberme librado, abrí la puerta sonriente y allí me estaba esperando y me congeló y absorbió mi color. Así el mundo llegó a ser lo frío y gris que es ahora.

Home, stinky home

Hechos: Mañana fría, despertador sonando, ojos semicerrados, piernas pesadas. Te levantas, caminas zozobrando de una manera que pondría los pelos de punta al capitán del Titanic, abres la puerta del baño con el chirrido correspondiente. Pese a las veces que lo has visto no deja de sorprenderte que haya más trozo de pared con pintura desconchada que pintada, eludes mirar la mancha negra de la bañera que, a ciencia cierta, sabes que un día saltará sobre ti para engullirte. Más dormido que asustado te diriges a tu momento All Bran, te sientas en el inodoro cuando... ¡¡Sorpresa!! En lugar de escobilla vemos con pudor un cepillo de dientes apoyado sobre una tubería contigua.
Conclusiones: O no estos tíos no cagan, o limpian con la mano, o usan el cepillo ese (que visto como son y que se llama cepillo igual también se peinan con él).
Medidas: Vamos al curro y allí ya preguntaremos por el señor Roca.

Hechos: Una mañana anterior a la relatada, te levantas igual que la anterior con la sublime ventaja de no tener que ir al tajo, vas al baño, esta vez a tu momento Voll-Damm. Los ojos aún no están listos para observar la desconchada pared ya que aún no la tienen tan vista, esquiva visual. Topas en la esquiva con la mancha de la bañera que te devuelve la mirada, ella no tiene sueño, tiene hambre... te haces el Henrik Larsson, digo, el sueco, y haces como si no la hubiese visto, ella no lo dice, pero yo sé que le molesta que no la saluden. Te das cuenta que como en los cinco días que llevas a caballo entre esa casa y la paterna habías esquivado el baño, no has reparado en que no hay papel higiénico. Mal menor, miccionar sin papel, al fin y al cabo, debería ser inherente al hombre, te preguntas con que se limpiarán cuando posean otras necesidades, pero hasta ahora no era tu problema.
Conclusión: Hay que comprar papel entre todos para colgarlo del inexistente colgador de papel.
Medidas: Se compra un colgador, se compra papel, se instala el colgador con el papel correspondiente y alegremente se departe con los tocayos el modo de pago para siguientes incursiones papeleras.
Hechos V2.0: Uno de ellos (el normal) desaparece, el subnormal... digo, el rarito dice que él tiene el culo delicado y que no usa papel, que se lava en el bidé. El bidé convive con un trapo de cocina que lleva ahí más tiempo que Fraga en el PP, y que como el resto de cosas en la casa es alérgico al agua así que no se moja. Uno sigue preguntándose como cagan.
Conclusión V2: O no cagan, o ya que tienen las manos sucias de usarlas como escobilla aprovechan para limpiarse (quizá el orden sea inverso). En todo caso no pretendiendo comprar el papel a discreción para todos (ya que si está pagado sí que lo usan) lo llevaré hasta allí cada vez que haya que ir al baño.

Hechos: Hace dos meses cuando llegué, quedaban 1.5 dedos de lavavajillas marca la cabra. Yo, amén del Mistol que muy apropiadamente tengo oculto en el cuarto y uso para fregar, vengo a usar medio dedo de lavavajillas al mes por las 3 veces mensuales que me da por lavarme las manos en la cocina sin fregar nada. Llevo dos meses, queda medio dedo de lavavajillas. La escurridera, que obviamente no compartimos, está siempre llena, y yo alguna vez les he visto usar platos y cubiertos como si se tratase de seres humanos, así que fregar fregarán, estropajo tienen, supongo que con la mierda del agua de Valencia matarán a las bacterias, por que lo que es jabón usan menos que papel del water.
Conclusión: Vaya par de cerdos.
Medidas: El normal 90,200,90 el rarito 30,40,30.

Citando a Nelson (de los Simpson) muy apropiadamente en este caso, hasta que nos olamos.