Hablemos de fút.. de polít... bah, insultemos a alguien.

Estamos en la final. Como diría el Gran Wyoming ¡Viva Espaaaaaña, coooooño! En estos días grises en los que la economía se hunde; en estos días en que la sombra de Merkel es alargada, amén de tan ancha como siempre; en estos días la selección logra un hito sólo al alcance de los más grandes, la Alemania de antaño, la Alemania conquistadora, la de las tres finales a la que sólo el amigo Panenka pudo doblegar, pero… ahora llega Italia, esa máquina de ganar finales, tetracampeones del mundo, la reina de la triquiñiula, el adalid del hurto. Dicen que han cambiado, pero todos sabemos que aunque al corazón oscuro le dé el sol siempre será negro. Dicen que han cambiado, pero también lo decían del Dioni cuando se fue a Sudamérica, y sí, tenía tetas, pero seguía rodeándote con su mirada.


Italia... Amigos, hermanos, veo en vuestra mirada el mismo miedo que encogería mi propio corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los españoles decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra selección; pero hoy no es ese día. El día en que una horda de spaghettis y tibias rotas rubricara la consumación de la Edad de la selección española. ¡Pero hoy no es ese día! ¡En este día lucharemos por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra! ¡Os llamo a luchar, aficionados de España!

Arengado esto, quitando los catalanes que por ley lo tienen prohibido, el resto, cambiemos de tercio. Nuestros bienhadados líderes, por llamarlos de algún modo (que probablemente no entiendan), que es que ya es el tema para instaurar la ejecución por catapulta, decidieron anunciar la retirada de la subvención estatal para 400 y pico medicamentos durante las semifinales de la Eurocopa, sí, durante… que seguro que algunos medicamentos estarán bien retirados, como por ejemplo los laxantes, y es que ya no son necesarios porque yo desde que vi a Sergio Ramos salir a tirar el tercer penalti no cago duro; por otra parte, seguro que otros no está tan bien retirarles la subvención, y blablablabla; medida aparte, lo que sin duda es un crimen contra la democracia es el ocultismo y las malas artes. Habrá mucha gente que no le guste el fútbol. Habrá mucha gente que gustándole el fútbol prefiera saber lo que de verdad va influir en nuestras vidas, pero también habrá gente que, sin gustarle el fútbol, estaría viendo el partido o que prefiere ver el fútbol que ver como cuatro hijos de damas de lupanar nos ponen mirando a las casas colgantes. Joder, haced el anuncio de vuestras inicuas y mal intencionadas medidas un jodido medio día, cuando la mayoría de tus ingenuos (eufemismo) votantes puedan verte. Cuando trasmitas a tu país, sí, ese que gobiernas, un mensaje. No lo hagas cuando nadie lo va a ver, no lo hagas sólo para poder decir “Ah, yo ya lo advertí”. Dad la cara, que la tenéis como la polla de Nacho Vidal, muy grande y muy dura.

Señores ministros, tras romper una tras otra todas sus promesas electorales, tras usar al pueblo como colchón para salvaguardar la caída de los que ya no pueden sostener el peso del dinero robado en sus carteras, tras vender sus almas a banqueros y políticos extranjeros sin volver la vista hacia… hacia abajo. ¿Creen que nos van ustedes a sorprender con una medida que, comparada con las anteriores, casi se podría calificar de un favor hacia la grey por mantener la seguridad social? Vamos, por el amor de Iniesta, tengan ustedes al menos los bemoles en su lugar. Al menos dígannos de que tamaño es el miembro del miembro del congreso que nos van a insertar. Que actualmente sólo la Merkel tiene los huevos necesarios para acompañar la salchicha alemana que seguro también subyace sota (valga la redundancia) sus enaguas a juzgar por su femineidad.

Y ahora, quitando una vez más mi indignación, que por común ya hasta está dejando de indignarme, carguemos contra otro colectivo más asequible, más mundano. Los, para mí, exasperantes antifútbol. Que si “ahora sólo se ve la selección”. Que si “ahora sí que lleva banderas de España la gente”. Que si “mira esos cerriles borregos que les ponen la zanahoria y ya se han olvidado de lo importante”… Que, por decirlo suavemente, me comáis un huevo todos.

Primera, el sentimiento patrio es como el DNI, personal e intransferible, decidiré llevar una bandera de España (que no creo que suceda) cuando me apetezca y creedme, me puede o no apetecer cuando veo a un jugador de fútbol, un camarero de un bar o un pintor de brocha gorda, me la sopla, engrandecer el nombre de mi país haciendo bien aquello que saben hacer bien. No me apetece, sin embargo, más que meter la cabeza bajo el suelo cual avestruz, cuando veo a un imbécil con barba y gaviotas doblar la rodilla para comer mejillón alemán mientras se unta vaselina para sodomizarnos a todos. No. La verdad que en ese momento no me apetece demasiado, mirad, soy así de rarito.

Segunda, que cualquier persona vea el fútbol no quiere decir que sea un ignorante ni que esté falto de implicación en la problemática social que nos rodea. Está claro que luego gente como el señor Tomás Roncero echan por tierra esta teoría, pero no creo que Aramís Fuster vea el fútbol y tampoco es que aporte mucho a la sociedad. Perfectamente puedo invertir/gastar/perder (lo que queráis) dos horas de mi tiempo en ver un partido de fútbol y luego leer todos los periódicos, hacer pancartas para manifestaciones para que el alcalde de turno tenga algo de lo que mofarse que, pobrecitos, con esto de la crisis están faltos de risas. Puedo dedicarme a poner bombas o, impávido, a escribir un blog zafio con opiniones políticas baladís... siendo generoso. Sea cual sea mi forma de protestar (de existir alguna) la puedo llevar a cabo dos horas antes o dos horas después y nada va a cambiar, de hecho puedo no hacer nada y tampoco va a cambiar. Por otro lado, el fútbol, más que ser una venda que me ponen en los ojos para que no vea los males endémicos de este nuestro desdichado trocito de tierra, yo personalmente prefiero considerarlo más una venda que me dan en la mano, con ella, puedo durante un corto periodo taparme los ojos y no ver la árida tierra que nos rodea por doquier. Es un vaso de agua para un hombre deshidratado en medio del desierto, no va a salvarle, pero le va a sentar de maravilla durante un rato. Ya me tienen agobiado durante todo el día, déjenme desconectar señores periodistas, denme un poco de fútbol ahora y un poco de política la semana del Madrid Barça. Hay que repartirse mejor.

Para concluir, espero que toda esta caterva de ínfulas antifútbol no gaste ni un segundo de su, como mínimo, más valioso tiempo en nada que no sea sudar duro en pro del futuro de España. Espero que no vayan al cine ni jueguen con sus hijos. Espero que no tomen cerveza alguna. Espero que duerman sólo la cantidad de tiempo necesaria para optimizar su rendimiento para con nuestro país. Espero que se esfuercen para compensar el mórbido mal hacer y displicencia de los futboleros que, sin duda, solo existimos para derrocar la grandeza de la conspicua España.

A los antifútboleros respetuosos, por supuesto, mis respetos. Quede esto claro.

A mamarla el resto.



Fdo:

Yo, satánico adorador de las huestes del balompié. Somos legión.

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