And the Oscar goes to.... Peeeeedroooooo!!!


Hagamos un análisis de la situación... no uno profundo e intenso de esos que los iluminados exponen por ahí. Un análisis a la altura del pueblo, un análisis a mí altura, de perfil medio... medio tonto, quiero decir...

Ayer el PSOE se quitó la caspa. Pedro, “el bello”, fue reelegido como secretario general, alzándose sobre vientos, mareas y caciques sureños que al mirarlos evocarían a Stalin si no fuese porque este sí era de izquierdas. Pedro Sánchez, como bien anunciaba Díaz, perdedor flagrante de dos elecciones y cabeza visible del PSOE en el casi sorpasso vuelve al ruedo. Vuelve sabedor de que cosechará una tercera derrota ante los escuadrones de gaviotas que, atacando en cuña, van soltando su mierda por toda España. Sabedor de que sus medidas antiplagas no son suficientes para derribar a los carroñeros. Consciente de que ni el veneno que tiene el vecino de abajo ni el que tiene el de arriba son tan potentes como para complementar el suyo y que, para más inri, son incompatibles entre ellos. Infausto destino el suyo. Pobre Pedro.

Va el viento recogiendo rumores de lo roto que está el PSOE. Es posible que tenga razón el viento, pues, como anunciaba Zapatero, a él pertenece la tierra. Quizá el PSOE esté roto, pero si no rompes la mena no puedes sacar el oro… en este caso  es probable que decir el hierro sea más adecuado que oro. El hierro es más común, barato y pesado, características todas ellas bien compartidas con Sánchez. Cuidado. Si en el PSOE se segaran las todas malas hierbas se les iba a quedar un jardín más bien pequeño, tamaño maceta. Debe ser un proceso lento y cuidadoso. Ahora que el troll ya no quiere subirse a la silla hay que evitar que se coma las flores, pero poco a poco. Se antoja vital una segunda extinción de dinosaurios. Hay que aceptarlo, Isidoro ya no está. Lo vimos salir por una puerta giratoria y convertirse en un Satán de pelo blanco. O Sánchez, por más unidad que pregone (que es lo que le manda el guion), se pone manos al meteorito o va ir detrás del Hamon y queso ese.

Precisamente de ahí ha venido la derrota de Diaz, de rodearse de todos los barones, de representar a la antigua guardia, de hacerse valer de precisamente aquello que estaba haciendo hundirse el maltrecho barco socialista. Donde Sánchez se agarró al madero, Susana lo hizo al lastre. Lejos de lo que Díaz quería hacernos creer no era Sánchez quien había perdido la partida contra el PP, sino la aquiescencia socialista a los niveles de corrupción inauditos exhibidos por el PP, sus propios escándalos, y la sensación de continuidad y de fusión con un sistema miasmático. El hedor a podredumbre. Un sistema y un grupo de personas que no tenía ni tiene cura, un grupo que sólo se puede extirpar y echárselo a los cerdos. Esta gente es la que ha dado alas a Iglesias para alzarse con un terreno que antes era del PSOE y del que el pueblo no se ha movido. La gente que profesa dicha ideología sigue en el mismo sitio en el que siempre estuvo, es el PSOE el que les dejó la rosa y se fue con El País bajo el brazo. Así los poderes fácticos, los grupos empresariales y los usuarios de puertas giratorias estaban todos con Díaz. Igual que están con el PP o con Ciudadanos. Les conviene. Es posible también que la emulación de Judas y la puñalada por la espalda a su secretario general tampoco les granjease demasiadas simpatías. Toma tus treinta monedas.

Es más que probable que Pedro Sánchez no tenga más programa que “No es no” y “Sálvame de luxe”. Que gire como una veleta según le soplen los vientos y la jugada es compleja, si mira a la rivera las aguas lentamente lo llevarán lejos de su nicho mayoritario de votantes. Si por el contrario mira a la iglesia estará reconociendo que tiene en su parcela otra fe que se puede profesar. Los que ya cuentan algunas primaveras han visto a un PSOE de transición, un PSOE de izquierda. Joven. Voluntarioso. Soñador. También lo han visto enfermar y convertirse en el viejo y avaro Mr Scrooge que es ahora. Los jóvenes sólo conocen al último. En la juventud reside siempre el poder de cierto idealismo que, en mayor o menor medida, suele ir difuminándose con los años, el poder de la izquierda está en los nuevos votantes que hartos de Scrooge y de la gaviota carroñera han tenido que buscar aval en los nuevos asientos que han ocupado con acierto y/o oportunismo Iglesias y Rivera. O Sánchez les hace llegar a estos jóvenes el mensaje de que Scrooge murió de viejo o será él a quien entierren.

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