Malta... ta mal.

He vuelto, sigo vivo aunque no sé muy bien como. La semana en Malta sólo sería comparable a ver un concierto de Camela en el infierno mientras te flagela un eunuco hermafrodita (que sexualidad tan compleja) y Tomas Roncero te lee el programa del PP.

Nunca en mi vida, repito, nunca, ni en la más dolorosa clase de Kung Fu, antaño cuando yo era joven y esbelto cual niño africano, nunca había sudado tanto. Ríase usted del 11S en el World Trade Center, en los autobuses malteses sí que hacía calor. Pensaréis que es que no tenían aire acondicionado… au contraire, messie, si el autobús estaba vacío hasta conseguían que yo, que duermo con el aire acondicionado a un lado y el ventilador al otro… encendidos (completamente cierto), conseguían que yo tuviese frío. Claro, esto es muy bonito, me sucedió la única vez en toda una semana que conseguí subir a un autobús vacío. Lo más habitual era que cada vez que se abría la puerta tuvieses que moverte para que no te aplastase y, a mi pesar, esto es literal y dolorosamente cierto. En esos momentos el aire acondicionado es como si un japonés se folla a una prostituta sudafricana… no se nota nada. Tras entrar en el bus, aunque ya estabas como un pollo al ast en la parada, empiezas a recordarla como si hubiese sido la más fría estepa siberiana. Tu frente, que entraba ya perlada de sudor empezaba a tener más perlas que las que soltaría la Esteban en un debate sobre la vida de Nietzsche. Las perlas no tardan en desaparecer para comenzar a convertirse en pequeños hilillos que, firmemente se desplazan atraídos por la gravedad (gravedad, oh ramera despiadada). Cual jóvenes afluentes confluyendo en la columna o en el centro de mis poderosos pectorales empezaban a formar las cataratas de Niagara y acababas chorreando como Esperanza Aguirre al ver comunistas perculados.

Esto es en cuanto al calor dentro de los autobuses. Ahora imaginad que, por alguna extraña razón ininteligible para mí, en una isla de 316 Km cuadrados, cuya distancia más larga de punta a punta es de 32 Km, todos los autobuses tardan de 50 minutos a hora y media en llegar a su destino, independientemente de donde lo cojas y adonde vayas. Es un fenómeno tan asombroso como cruel. En combinación con el párrafo anterior convierte a Auswitch en el Marina D’or del servicio de trasportes maltés. Al menos hay que decir a su favor que el ticket para una semana de autobús sale por 12 €. Son un puto infierno, pero un puto infierno barato. Por otro lado están los taxis, mucho más cómodos, mucho más rápidos y mucho más hijos de puta. El taxímetro allí es como Dios… no existe. No sé bien si lo tienen escondido en la guantera, en el maletero o simplemente no lo tienen. Más te vale, antes de subir al taxi, negociar el precio del viaje o te van a practicar una operación de extracción ocular antes de que puedas decir “joputa”. Si tienes un poco de arte en el regateo o, como era mi caso, algún acompañante con dicha habilidad puedes salir indemne, pero como la vergüenza o la ignorancia residan en ti, tú residirás en la calle porque no vas a tener pasta para el hotel. Hasta aquí el fantástico apartado del trasporte público maltés.

Vamos con las playas. En el post anterior comenté que me perdería en una miríada de playas de rocas afiladas como cuchillos… ah, ingenuo. Hermosas y apacibles rocas afiladas como cuchillos, cuanto las he echado de menos. El 90% de las “playas” suponiendo que queramos ofrecerles dicha nomenclatura son enormes bloques de hormigón armado, dejado caer a plomo sobre alguno de los múltiples acantilados que recorren la costa maltesa. En dichos “pedrolos” han instalado sendas escaleras que bajan hasta un mar no especialmente atractivo. Existen dos playas de arena en la isla (hasta donde yo sé), en ambas se puede observar empíricamente el hecho de que Malta es el país más densamente poblado de la unión europea. Vienen a ser como el autobús, pero sin aire acondicionado. Por no hablar de que te puedes olvidar de llevar la sombrilla ya que está 100% llena de sombrillas de pago (obviamente, al contrario que mi miembro viril, no son playas ni largas ni anchas). Además estas playas se encuentran sitas casi en el punto más alejado de la Valleta que hay en toda la isla. Siendo la Valleta el centro neurálgico de la isla por donde pasan todas, repito, TODAS las líneas de autobús ya sabéis cuanto os costará llegar.

Malta, además de la isla principal tiene dos pequeñas islas más, Gozo y Comino. De Gozo sólo diré dos palabras, “no vayáis”. Podría haber dicho también, “puta mierda”, pero no queda tan elegante. En cuanto a Comino con sus pedazo diez habitantes en invierno no es que digamos una extensión de tierra enorme, es más bien como un zurullito de Dios un día que andaba estreñido. Por todas partes de Malta veréis propaganda de la Blue Lagoon que se encuentra el en mentado zurullito, hay que romper una lanza en favor de los malteses… son unos cracks de marketing. Bien, no diré que no es bonita la puñetera laguna azul. Lo cierto es que las aguas son espectaculares, ni el agua mineral es tan trasparente y las arenas del fondo son blancas cual Iniesta a finales de enero. Esa playa, mejorando las anteriores, sí es de roca afilada y esto, después de las anteriores se agradece, lástima que tenga sólo unos 4 metros de ancho y no más de 100 de largo, pero no todo podía ser tan bonito. Allí encontré la corriente más fuerte en mar que he sentido jamás, tienes que estar casi nadando para poder permanecer en el sitio. No es que no te puedas perder la Blue Lagoon, tampoco es gran cosa, pero si el número de días de tu visita te lo permite no harás mal en echarle un ojo… si los taxistas no te los han sacado antes.

Oferta cultura en Malta. Tienen un museo de armas templarias muy chulo y didáctico (no sabía que los templarios usaban morteros… hay que joderse) donde te dan unos casquitos y te va contando la vida y milagros de cada época y arma. Está también la catedral en la que, a mi pesar no entré porque “todas las catedrales son iguales”, cuando me enseñaron las fotos vi que estaba equivocado, esta tenía muy buena pinta. Por último tienen un fuerte (no recuerdo como lo llaman) que al parecer es la polla en vinagre de Módena, pero sólo lo abren los fines de semana creo y para cuando lo miramos ya era tarde. En cualquier caso, todo esto está en la Valleta. Luego hay extendidas diversas campañas de marketing (sí, más de eso) sobre otros tantos lugares, creedme, fui a casi todos ellos, quitando lo mentado la oferta cultural en Malta es más o menos la misma que en “La Cañada Real”, pero con menos caballos. Si buscáis un viaje para contemplar las excelencias de un país mejor no escojáis Malta.

Elegimos, como ya comenté un lujoso hotel de tres estrellas, para no extenderme más aún diré que difícilmente encajábamos los tres en la habitación, que en toda la semana hicieron la cama dos veces y sin cambiar las sábanas y que la bañera de mi casa puede alojar más de la mitad del agua del charco que tenía por piscina. Esto sin contar la historia de cuando “arrancamos” el inodoro de la pared con un leve soplido y nos inundó lo que en recepción tenían a bien llamar cocina.

Vamos, para variar un poco, con la parte buena (y escasa de la isla), los precios, la fiesta y el idioma. De la fiesta no puedo hablar mucho, salí sólo dos días ambos al mismo local, que era muy, muy chulo, pero que estaba vacío, sentados entre palmeritas en sofás nos servían copazos mientras charlábamos tranquilamente hasta las 6 de la mañana. Cuando pregunté al camarero a que hora cerraban me encantó el “We never close”. Si hay que creer las voces de los millares de españoles de atestan la isla, la fiesta allí es muy buena, así que al menos por el hecho de ser coterráneos habrá que darles un voto de confianza.

Todo, absolutamente todo el mundo, además de esa mezcla entre catalán cerrado y klingon que gustan llamar maltés, habla inglés, además lo hablan con un acento curiosamente españolizado que hace que entenderlos sea más fácil que odiar a Cristiano Ronaldo. Esto sumado a los ya mentados miles de españoles de la isla hace que la barrera idiomática quede reducida a nada (muchísima gente habla también italiano).

Para finiquitar esta biblia en prosa que he escrito sólo comentar que en general, quitando las mierdas varias ultra-turísticas, los precios son muy baratos. Así que mi recomendación es, si decidís, Iniesta no lo quiera, ir a Malta de vacaciones, hacedlo en junio o septiembre y olvidad la cultura por completo a excepción de lo que podáis encontrar en la Valleta.


Saludos maltosos,


Tío Yyrkoon.

5 comentarios:

X dijo...

Joder, tanto que dice todo el mundo... La verdad es que yo no creo que fuera jamás a un destino del tipo "ponte el bañador y bebe", pero pensaba que Malta tendría un plus.

Maria dijo...

jejejeje me ha encantado tu sentido de humor y nos has dado mucha información sobre Malta, aunque yo nno creo que vaya y menos ahora pues la calor como que la llevo fatal.
Besos.

Yyrkoon dijo...

X, como casi siempre, también diferimos en el tipo de viajes :-)
En Abril ya hice el viaje cultural del año (Tokio), los de verano los prefiero de "ponte el bañador y bebe". Y no, Malta no tiene plus. ^_^

Omha, me alegro que te guste, contigo y con mi abuela ya sois dos :-) Y no, no vayas, ve a Mallorca, es más caro, pero todo es mejor. Además el ratio de españoles es más o menos el mismo. ^_^

Els quatre gats dijo...

Juas. Ruso, eres buenísimo. Me he partido el culo. Eso sí, todavía tengo la piel de gallina de imaginarme el infierno que sugieres en el primer párrafo xDD
Un saludo

Yyrkoon dijo...

Pika, de verdad que se me escapan los gustos populares xD
Hay veces que el post me parece super gracioso y nadie dice nada y otras como esta, me parece que no pasa de mediocre y a todos les gusta... no estoy hecho para la vida en sociedad xDDD